Debate del Estado | Elecciones Europeas

Reflexiones y ecos del Debate

Juan Francisco Fernández

El Debate del estado de la Nación parte del obligado protagonismo de Rajoy como presidente del Gobierno que, en sus intervenciones trataba de minimizar asuntos de gran calibre como: el aborto; la regeneración democrática; la lucha contra la corrupción; el fraude fiscal; el anteproyecto de Ley de Seguridad Ciudadana o la situación de alarma social en que viven millones de españoles alcanzados por la pobreza y la exclusión. Gastó demasiado tiempo en repetir el mensaje que su gabinete de comunicación le había señalado de manera muy especial: la recesión se ha acabado. La pretensión es conseguir que a todos los ciudadanos nos retumbe la dichosa cantinela incluso durmiendo.

Llama la atención la cantidad de cifras que se dieron en el Debate, pero sobre todo brillaron por su ausencia, algunas imprescindibles para saber que está pasando en este país y cual es el resultado real de esas reformas que se han introducido ¿Sabemos los efectos detallados que supone la reforma laboral ? ¿Como afectan los pagos sanitarios a los pensionistas? ¿Cuales son los efectos de las tasas judiciales? Lo grave del caso es que en el Debate no pudieron utilizarse los datos necesarios simplemente porque no existen. Porque el Gobierno está utilizando el apagón estadístico como una forma de impedir que se pueda valorar, de manera precisa, el resultado de algunas de las medidas o decisiones que se toman a bombo y platillo, que jamás pasan después los imprescindibles controles públicos de eficacia.

En el caso que nos ocupa, la reforma laboral, la recopilación exhaustiva de datos es un requisito imprescindible para analizar los efectos que se vayan produciendo. Encuestas que no solo contemplen altas y bajas, sino que hagan acopio de información detallada de los nuevos contratos, comportamiento de las empresas según tamaños, organización de los trabajadores, sistemas de formación y promoción, discriminación de género, etc.

Tenemos un 26% de paro y es la principal preocupación de los ciudadanos de este país y lo va a seguir siendo por demasiado tiempo. Tenemos derecho a ejercer algo tan esencial como comparar. Comparar con datos es manera de saber si las cosas van mejor o peor, no solo en las grandes cifras, sino en el detalle, donde se reflejan las verdaderas condiciones de vida.

Resultó especialmente triunfalista el discurso de Rajoy. No se puede decir “que lo peor ya ha pasado”, sustentado solo: en la mejora de las tasas de exportación, en las primas de riesgo o en los índices de inversión. Precisamente cuando empezamos a constatar los efectos temibles de la cura de caballo a que se nos somete, va teniendo sobre la ciudadanía, especialmente los sectores más desprotegidos, más vulnerables. Diciendo además, que todo se hace con cautela, con grandes dosis de sensibilidad social, pero lo cierto es que para las personas que están en los márgenes, para aquellos que acumulan riesgos, cualquier sacudida es trágica.

“¿En qué país vive Vd. Sr. Rajoy?”, requería el Sr. Rubalcaba con toda razón en el inicio de su argumentada respuesta, que deja al descubierto las claras preferencias del presidente del Gobierno: reducir aún más la capacidad recaudatoria del Estado con amnistías fiscales; redistribuye de manera perversa hacia arriba; insiste en la devaluación interna, congela pensiones y socava los servicios sanitarios; no acomete reformas para eliminar la institucionalización de la corrupción; elimina la protección al empleo sin desarrollar políticas que faciliten mejores transiciones en el mercado de trabajo; insiste en degradar aún más la costa y priorizar el turismo como fuente principal de exportaciones; se afana en retrotraer la educación, la universidad y la inversión en ciencia y tecnología a niveles de hace dos décadas, etc., etc., etc.

Este Debate sobre el estado de la Nación se ha producido en el ecuador de la legislatura, tiene un intento claro de borrar el pasado, de autoamnistía, de justificación. Muchos comentaristas decían tras el Debate que había sido, en realidad, el pistoletazo de salida de las elecciones europeas. Creo quedaron cortos, este debate no solo piensa en las europeas, que también, sino además en las autonómicas y municipales y luego generales en 2015. Poco le debe importar la UE a Rajoy porque no habló de ella. Ni de los avances que habría que consolidar: en el terreno de la democracia; recuperar el Estado de Bienestar; abordar los proyectos de inversiones en la UE; la posición española ante retos fundamentales que nos afecta como europeos.

El pasado viernes el PP Europeo, del que forma parte Rajoy, eligió a su candidato para presidir la Comisión Europea. El candidato francés Michel Barnier es en la actualidad comisario de Mercado Interior, con larga experiencia en la Comisión y en su país en distintos ministerios. En una entrevista reciente decía: “En la ola neoliberal, no todo se hizo correctamente, pero globalmente se tomaron las decisiones correctas… ahora regresamos a la economía de mercado, a una regulación inteligente”. Aquellos que soportan esas “decisiones correctas”? De Barnier, mejor ni hablar .

El candidato elegido por el PP Europeo para presidir la Comisión Europea en las elecciones el 25 de mayo ha sido Jean Claude Junker, ha sido hasta hace pocos meses presidente del €urogrupo y presidente del Gobierno de Luxemburgo, país cuyo modelo económico responde al de, ¡un paraíso fiscal!

Para “cerrar el círculo” el actual presidente de la Comisión, también del PP Europeo es Dürao Barroso, exprimer ministro de Portugal y “cuarto hombre de las Azores”. A dos pasos de las Elecciones Europeas, en todos los ámbitos de la UE resuena una frase demoledora de Dürao Barroso: “Ya no hay soberanía, solo los mercados son soberanos”. En manos de los votantes está empezar a darle la vuelta a esa sentencia El cinismo del que son capaces algunos de aquellos que ocupan de prestado el poder democrático, no parece tener límites. Hemos pasado de “los brotes verdes” a “cruzar el cabo de Hornos”, pero mientras vamos buscando imágenes y metáforas van apareciendo aquello que algunos califican de “externalidades negativas”, más bien, “sufrimientos y daños colaterales”

Juan Francisco Fernández Jiménez
Ex Presidente de la Diputación de Albacete

jffernandez_29@yahoo.es

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