Día Mundial del Agua

Pensando en clave de futuro en la región

Juan Francisco Fernández

Recientemente se ha celebrado el Día Mundial del Agua. Es una conmemoración para nosotros, Castilla-La Mancha y Albacete en particular, reivindicativa. El agua es vital para nuestra tierra, tiene un valor estratégico por lo que supone para nuestro desarrollo y para nuestro futuro. En el tema del agua tiene prioridad el consumo humano: primero beber  y en segundo lugar, las aplicaciones propias de una economía social, luego vivir.

Los aprovechamientos del Trasvase Tajo-Segura; los recursos hídricos de los acuíferos de La Mancha Oriental; los Planes de Cuenca de los ríos Júcar,  Turia,  Segura, Guadiana y Guadalquivir; pero sobre todo, “por invisibles”, los aprovechamientos hídricos en las cabeceras de cuencas hidrográficas que afectan a municipios de las zonas de la Sierra de Alcaraz y de Segura, precisamente en sus vegas, que tienen como reto de futuro, el cambio de orientación productiva hacia los cultivos de primor.

Cada día que pasa se incrementa la sensibilidad ciudadana en torno a la necesidad de cuidar la gestión de un bien esencial para la vida. Hay una inquietud compartida por muchos expertos, coincidentes en que, el llamado problema del agua con frecuencia, no está provocado tanto por la escasez como por la mala gestión.

En las naciones desarrolladas se intensifica el debate sobre si el agua, reconocida por la ONU como un elemento esencial para los derechos humanos, puede o no ser tratada como una mercancía. La coincidencia de los expertos se produce en que, es un derecho que debe estar garantizado. Surgiendo el debate cuando se analiza como y cuanto debe pagar por ella. Los ciudadanos sabemos lo que cuesta, lo vemos en la factura. Lo que no está claro es que seamos conscientes de su valor. Ni de los costes durante la gestión de este recurso. Costes que se prevé que incrementen en los próximos años, para hacer frente a crecientes gastos de modernización y mantenimiento.

El debate arrecia sobre si el agua debe ser o no gestionada por empresas privadas. Es curioso, en los últimos 15 años decenas de ciudades han revertido las concesiones privadas  y han devuelto  la gestión a manos públicas. Berlín y París  que es un ejemplo emblemático por ser sede de dos de las mayores multinacionales del agua: Suez y Veolia. En España el 50% del abastecimiento está en manos privadas, con prioridad para FCCy Agbar. En Europa el porcentaje está en torno al 30%; en el mundo el 10%.

La Fundación Nueva Cultura del Agua ha cambiado su parecer sobre este tema en los últimos años: de creer que lo importante es que la gestión sea eficaz y eficiente, a defender una gestión totalmente pública. Sus razones: “En España la privatización de los servicios no responde, en la mayoría de los casos, en una elección a favor de la mejor gestión, con un análisis riguroso que permita saber si será más barata y eficiente. Se trata de quitarse un problema de en medio y conseguir un ingreso por la concesión”. Solo hemos de observar que antes de la crisis, solo el 30% de las concesiones estaban en manos privadas; en cinco años el porcentaje ha subido en el entorno de 20 puntos. “Con la privatización se pierde información y democracia”, asegura la Fundación.

Con la polémica abierta en Alcázar de San Juan por la “privatización a la brava” y con un referéndum en marcha  sobre la privatización o no del servicio, el catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de Zaragoza Antonio Embid, señala: “Por mí experiencia, el tema de la privatización es como se hace, que tipo de contratos se han firmado, con qué tipo de controles se ha entregado la gestión del agua y a que empresas ha llegado. Pero creo es perfectamente posible hacer una privatización, con todas las garantías para los ciudadanos y el Ayuntamiento”.

agua, juan francisco