BALONCESTO | Tensión en el Pintores Arena

La victoria del derrotado

Miguel Ventayol

Tudespensa.com CBV Villarrobledo perdió 55-66 frente a Alza Basket Azuqueca.

El CBV estuvo durante la semana entrenando los sistemas básicos y simples del Azuqueca, los que repiten una y otra vez; los que machacaron al equipo durante cuarenta minutos, feos, intensos; feos, no os voy a engañar.

Dejaré a un lado el arbitraje, no me interesa. Dejaré a un lado varios errores de los responsables de mesa, tampoco me interesa. Ni siquiera me interesa el comportamiento de un jugador rival, quien, por otro lado, hizo lo que tenía que hacer, meter muchos puntos, coger rebotes y desestabilizar al equipo.

Tudespensa.com CBV Villarrobledo salía con la tensión de quien sabe que la mitad del partido está en sus muñecas y la otra mitad en la mente: la mente pensaba en la permanencia, en ganar en casa, en ofrecer un juego bonito a la afición.

Aunque no querían creerlo, la permanencia estaba casi asegurada incluso antes del pitido inicial, más a mitad del encuentro cuando Gran Canaria perdía frente a Tenerife.

Pero la mente atenaza en muchas ocasiones y provocó que, a pesar de conocer al rival, a pesar de conocer sus puntos débiles y fuertes, a pesar de conocer sus sistemas, Villarrobledo no hiciera su juego habitual, divertido, descarado, de muchos puntos, alegre.

En el Pintores Arena se vio más tensión que disfrute.

La grada se volvía loca con los jugadores, sin dejar de animar ni un instante, ni siquiera cuando el partido estaba claramente perdido. Porque, aunque no quieras, hay ocasiones en que sabes que has perdido a falta de tres minutos para el final. Cuando se te escapan las canastas más sencillas, las que no fallas nunca.

Antes de que los árbitros pitaran el final del partido, los jugadores empezaron a saludarse en la pista, atrás quedaban codazos, encontronazos y empujones.

Pero nadie se fue a sus casas.

Ni siquiera los jugadores de Azuqueca se fueron al vestuario. Comprobaron admirados cómo el equipo de Boris Balibrea se enfundaba una camiseta amarilla con un lema de agradecimiento a la afición, el jugador número 13.

Desplegaron una pancarta gigante y el pabellón se vino abajo.

La victoria tiene muchos rostros, los vencedores tienen muchos rostros. Incluso en los momentos de tensión, cuando sólo quieres irte a la ducha, a cenar y a olvidar un partido feo.

A pesar de que algunos jugadores iban cabizbajos por sus números, por que sabían que el partido había sido de los malos; era imposible mantener aquellos rostros largos cuando más de un centenar de personas llenaron la pista, para jugar con los jugadores, hacerse fotos con ellos, comentar las jugadas más polémicas, hacer quedadas para cenar.

El jugador número 13.

El entrenador de Azuqueca fue el último de su equipo en abandonar la pista, quería agradecer al CBV lo que había vivido.

Y eso que el partido fue tosco, duro, muy físico, con golpes y enfrentamientos verbales, incluso con la lesión del jugador roblense Diop que condicionó el final del encuentro. Un partido tenso, poco agradable de ver.

Pero el deporte tiene estas cosas, un gran tópico pero un tópico que no falla.

Ahora a Tudespensa.com CBV Villarrobledo le quedan tres partidos, dos fuera de casa y otro en pleno Viñarock. Podríamos decir que son de trámite pero no lo son; no es lo mismo concluir la temporada en décimo lugar que en décimo tercero; no es lo mismo concluir la temporada con tu plantilla al completo que viendo como clubes con más dinero se llevan a tus jugadores.

Pero el deporte es así, nunca tienes la tarea concluida, siempre surgen inconvenientes por el camino, una lesión, un jugador incompatible, una federación inaccesible y hermética, una empresa que se echa atrás después de comprometerse. Un triple que no entra, un contraataque fácil fallado, un balón que se escurre de las manos.

Las próximas citas del CBV: Covibar Rivas, Eurocolegio Casvi y Móstoles. Para concluir la temporada el 10 de mayo.

Ahora toca campus, toca cantera y, como decía Roberto Rueda al concluir el partido, disfrutar de lo que queda con la tranquilidad del trabajo bien hecho.

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