El pastor David contra el gigante Goliat

Cuestión de tamaño: cuanto más grande, ¿mejor?

Miguel Ventayol

¿Sabías que el domingo tienes que ir a votar?

¿Sabías que tienes que votar al partido correcto, no a los malos… ni a los pequeños?

Eso es lo que nos han dicho estos días, incluso en nuestra cara, en Albacete.

 

El inconveniente de ser pequeño es que por mucho que te estires, siempre serás pequeño, y siempre te verán pequeño. Pero digo yo que algo bueno tendrán los pequeños, como que pueden meterse por huecos que uno grande jamás podría.

El tamaño, en según qué cuestiones, malpensados, no siempre es fundamental.

Pero los dos partidos políticos hegemónicos de este país, pueblo, región, no opinan lo mismo.

 

Más grande, mejor.

 

Con pocos días de diferencia dos personas nada sospechosas de mentir o ser malintencionadas, se han metido con los pequeños.

 

Empezamos por Ramón Jaúregui, a quien no se le ha ocurrido otro titular que «no sé por qué la gente va a confiar en partidos pequeños que nunca han hecho nada». Una lógica aplastante que abriría un complejo debate.

 

¿Y si juzgan a su partido, al Partido Socialista Obrero Español, por las cosas que no hanhecho nunca? ¿Y si los juzgan por las cosas que han hecho?

 

Qué mal, qué mal, qué mal. Un debate digno de Telebrinco.

 

Pero lo fundamental es que Ramón Jaúregui le ha dado una patada tremenda en las espinillas a la democracia, aunque os duela si sois socialistas. Un mensaje que condiciona a las personas a desconfiar de una opción libre, democrática y alternativa frente a la opción grande.

 

Pero no seré yo quien dé lecciones de democracia porque no estuve ni en el París del 68, ni en Madrid del 78. En el 78 yo estaba en la Plaza Vieja de Villarrobledo, un sitio caracterizado por ser cuna de la democracia manchega, donde hasta la más mínima decisión municipal se toma en el más estricto cumplimiento de la democracia.

 

Por otro lado, la amiga Barberá, la alcaldesa de Valencia, nada sospechosa de mentir o manipular a personas, vino a advertirnos en nuestra ciudad de que cuidadín con votar a grupúsculos porque no era el momento de «castigos inútiles». ¿Hay que castigar al PP por algo? Um, me temo que no. Sólo se castiga a los culpables, ¿verdad? Y si el PP no es culpable de nada, ¿a cuento de qué este comentario?

 

Nos advirtió de que «hay que votar a partidos fuertes y que defiendan los intereses de los españoles».

 

Así que amigo, otra patada en las espinillas a la democracia. Y si eres del Partido Popular, lo siento; pero Rita lo dijo, lo advirtió. Espero que no fuera una amenaza: que no confía en los grupos que no sean grandes.

 

Porque decir que cualquier partido que no sea los dos mayoritarios es perder el tiempo, tirar el voto, o castigar (a quien sin duda no lo merece), es arriesgado, aventurado y muy, muy demagógico.

 

Que no seré yo quien te diga a quién tienes que votar el domingo, menos si estamos todos mirando en cuerpo y alma en el Carlos Belmonte. Pero las palabras de estos representantes políticos no han sido acertadas, en absoluto.

 

Puestos a disparatar podrían haber dicho que los de Albacete, por ser un pueblo de provincias, pequeño en comparación con otros (no daré nombres, para no herir sensibilidades) no somos de fiar, ni dignos, ni fuertes, ni sabríamos defender los intereses de nadie.