¡No se habla de otra cosa!

’50 Sombras’, el terremoto y los toros de Albacete

Pitagorín

Pues a mí el terremoto de Albacete me pilló en plena coyunda, menos mal que ya habíamos consumado mi José Julio y yo, según lo dispuesto en la página 114 de “Cincuenta Sombras de Grey”.

Quedéme mirándole, tras la alegría propia del momento, su espada del amor, y advertí que se le movía sola de un lado a otro, no me di cuenta, absorta como estaba, de que la lámpara del techo también se movía sola.

– José Julio, que se te está moviendo sola, ¿Cómo haces eso? –le pregunté entre inquieta y alegre-.

– ¡Hostia tú, esto es un terremoto! ¡Vámonos corriendo a la calle! –dijo mi José Julio-.

Como vivimos en un primero en la calle Concepción, no tardamos en salir pitando, yo con las prisas no me puse ni las bragas, ¡buena estaba yo para andar poniéndomelas! y la minifalda la llevaba medio torcida.

Al bajar buscamos un lugar abierto, nos fuimos corriendo a la Plaza de la División Azul. Enseguida empezó a llegar gente, familias con niños, abuelas, todos comentando lo del terremoto.

¡Madre mía que tarde pasamos después! ¡Con lo bien que la habíamos empezado!

En esas, empezamos a charlar con la gente, que si la crisis (mi José Julio dijo que la culpa de la crisis la tienen los gays y lesbianas por las ayudas que les dio Zapatero). Hay una en mi trabajo, que es jefa de Negociado del Juego, que dice lo mismo, yo también pienso lo mismo.

Hubo uno en la plaza que le contestó a mi José Julio: “La culpa de la crisis la tendrán los toros que no paran de recibir ayudas”, -yo pensé este tío es ecologista-.

Yo ya no pude callarme, y como trabajo de auxiliar en la Sección del Toro, ¡qué cosas tiene la vida!, le dije: – Mire usted, ahora se va a celebrar en Albacete, el día 28 de febrero, el Primer Congreso Internacional de la Tauromaquia, eso va a poner a Albacete en primera línea internacional. Va a venir hasta ‘la’ Cospedal a inaugurarlo. Yo la verdad, aún siendo funcionaria, que no tengo rencor alguno en contra de ella, a pesar de haberme bajado el sueldo y tenerlo congelado, por unos y por otros, más de 20 años. Esa mujer es torera, y guapa, por lo visto fue mis Albacete, tenía que haberse casado con un futbolista, y todo esto se lo dije al señor que se metió con mi José Julio, y le dije también lo bien que sale la presidenta cuando vende los quesos en Castilla-La Mancha Televisión.

Pues no va y me dice el ecologista: ¡Te congela el sueldo y la defiendes! ¡Tú si pudieras le lavabas el «coño»!

¡Qué falta de educación!, con tanto de ecologista que te las das, le dije yo; en esto, que un chiquillo, que no tendría el crío más de 5 años, se queda mirando al suelo, yo había visto como una cuartilla de publicidad con un obispo y dos monjas, pero no le di importancia, por lo visto el crío primero se quedó mirando el folleto, que luego yo me di cuenta que era del Club Changó del kilómetro tres, ya no se respetan ni a los obispos ni a las monjas, total que el crío, luego de levantar la vista del folleto, me vio a mí sin las bragas y empezó a gritar:

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  • – ¡No tiene bragas!, mamá, esta señora no tiene bragas.

Con lo del Primer Congreso Internacional de la Tauromaquia, el ecologista, y el puto crío empecé a ponerme roja y a hiperventilar.

  • – ¡Hay José Julio, que me voy, que me voy!

Acabé en urgencias, le conté al médico lo del terremoto, y como me gusta informar bien de todo le dije al doctor lo de la coyunda, lo del ecologista, lo de los toros y lo del crío.

    – Señora no se preocupe usted, está bajo los efectos del “síndrome poscoital”. Las endorfinas le han nublado el entendimiento. ¡Ah, y por favor, no venga más a Urgencias con estas cosas, que se colapsa el servicio!

 

 

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