La corrupción en el teatro

Como poco, inoportuno

Antonio González Cabrera

Bajo la dirección de Anartz Zuazua, la compañía Borobil Teatroa representará en el Teatro Circo una adaptación del famoso cuento infantil “Ali Baba y los 40 ladrones”. Hasta ahí todo dentro de la normalidad. Lo llamativo es su temática “la corrupción”, y la fecha de representación, la jornada de “reflexión” de las Elecciones Municipales y Autonómicas.

Resulta extraño que quienes son los responsables de esta programación, el Cultural Albacete, sean a su vez cargos de libre designación del PP, partido que gobierna en la Diputación Provincial y en el Ayuntamiento capitalino, y que aprueba la programación de esta actividad cultural. Porque cuanto menos resulta curioso que, aunque sea para público infantil, se represente en vísperas de acudir a las urnas, porque deberían imaginarse que es inevitable que muchos asocien la temática de la obra, ladrones, con el PP, y con la jornada de reflexión electoral. Dicho de otra manera, no parece que hayan elegido el mejor momento para nombrar la cuerda en casa del ahorcado.

Y que nadie se confunda porque  no se trata de que en la Diputación de Albacete sean la rama liberal del PP, ni mucho menos. Son tan conservadores como el resto del partido, y esa programación es un desliz más, en la falta de seguimiento de su gestión. Es cierto que el PP ha jugado a ser ambiguo (lo que ahora reprochan a otros) mostrándose como un partido conservador a veces, y otras veces se ha vestido de  partido liberal, resultándole útil durante años para atraerse votos, pero su raíz conservadora le ha hecho en ocasiones tener que defender cosas que consideran indefendibles. Pero les ha dado lo mismo, ellos se han dedicado a contarnos un cuento, sabiendo que mientras una mayoría les creyese, continuarían  viviendo del bolsillo del contribuyente como de hecho aún lo hacen, pero no por ello son menos conservadores.

Viendo sus políticas, de liberales nada de nada, y aunque se dicen liberales en sus estatutos, sus actuaciones han supuesto subidas de impuestos, de tasas y de precios públicos, no han respetado la “sagrada” (para un liberal) libertad de mercado cuando ha subvencionado con dinero público a Bancos y Cajas, y a algunas empresas mientras a otras no. Y tampoco les ha importado generar un déficit continuado como consecuencia de sus políticas en las CC AA en las que ha gobernado, porque todo les  valía si electoralmente podía resultarles útil, y pudiesen justificarlo con el “no quedaba otro remedio”. Analizada esa gestión, la realidad es que no han sabido hacerlo de otra manera.

Volviendo a la temática de la obra teatral, estoy seguro que la inmensa mayoría de ciudadanos y de votantes del PP son absolutamente contrarios a la corrupción. Sin embargo, muchos alcaldes corruptos han sido elegidos y reelegidos hasta por mayoría absoluta por esos votantes. Lo que hoy parece claro es que una parte importante de quienes ayer les votaron, aun sabiendo que eran corruptos, hoy les critican por serlo, y hasta parecen convencidos de que ha llegado el momento de dejar de votar a ese partido según apuntan las encuestas. La corrupción puede acabar resultando letal para sus aspiraciones electorales el domingo 24 de mayo en toda España.

Por eso, aun admitiendo que el leñador Ali Babá era el ladrón bueno que robaba a los ladrones malos, no es menos cierto que todos sin excepción (Ali Babá incluido) son corruptos que se apropian de lo ajeno, y eso, después de todos los casos aparecidos en los medios, hace inevitable asociarlo consciente e inconscientemente con el PP. La única diferencia entre la realidad y cuento, es que en el PP no son cuarenta sino muchos más. El sinfín de casos ya a la luz muestra como el cáncer de la corrupción se ha extendido a la práctica totalidad de regiones que gobierna este partido. Y no olvidemos que si el PP este hoy en esa situación, solo puede explicarse porque su dirección ha mirado para otro lado, y porque al frente de la misma y ocupando cargos públicos han colocado a los inútiles y a los corruptos.

Por eso estoy seguro, de que los responsables del Cultural Albacete no han querido admitir que el virus de la corrupción ya ha contagiado a la inmensa mayoría de instituciones públicas controladas por el PP, y de que la lista de imputados miembros de ese partido crece sin parar dando la sensación de no tener fin. De lo contrario, antes de fijar temática y fecha, habrían recapacitado sobre su inoportunidad para el PP, no solo en Madrid o Valencia, sino también en Albacete. La corrupción es como las meigas gallegas, que aunque en algún sitio aún no se hayan visto, haberlas hay las.

antonio gonzalez cabrera, teatro circo