Pensamiento crítico

Tres formulaciones tal vez pertinentes

Mario Plaza

[…] als ob der Vorsatz, der an die Menschen sich wendet und nach ihnen sich einrichtet, nicht um das sie brächte, worauf sie Anspruch haben, auch wenn sie das Gegenteil glauben. [… como si el programa que se dirigiera a los hombres y se acomodara a ellos, les privara de algo a lo que tuvieran derecho, incluso aunque piensen lo contrario].

[Band 6: Negative Dialektik. Jargon der Eigentlichkeit: Dritter Teil: Modelle. Theoder W. Adorno: Gesammelte Schriften, S. 3426 (vgl. GS 6, S. 361)]

Lo primero que hay que indicar es el comienzo del texto con unos puntos suspensivos que lo señalan como elemento de una proposición que ya ha comenzado antes. Es importante para darse cuenta de que no se trata de una especie de aforismo, o de un enunciado contundente; en efecto, sería parte de una clase de escritura, denominada ‘paratáctica’, que, como decisión formal fundada, trata de eludir las deducciones jerarquizadas y la dimensión conclusiva, como forma de protesta y como estrategia contra el orden coactivo vigente.

Además el significado es paradójico. Viene a decir que si alguien quisiera mejorar la situación social tendría que incluir en su programa algunos aspectos que, o bien la situación no les permitiría imaginar a los sujetos dominados, o bien, incluso, desafiaría la coherencia lógica interiorizada, a partir del orden de dominación, por ellos.

Y, por supuesto, hay autorizadas opiniones directamente dirigidas contra este sentido del anterior fragmento y también contra el carácter eurocéntrico de alguna clase de preeminencia general del trabajo intelectual. Por ejemplo: “[…] decir que donde los sujetos oprimidos hablan, actúan y conocen por sí mismos es al margen de ellos, lleva a una política esencialista y utópica”. [G. Ch. Spivak, ¿Pueden hablar los subalternos?, MACBA, Barcelona, 2009, pág., 58]. Así que se está obligado a tratar de comprender bien el sentido de lo que Adorno quiere decir, y luego, habría que determinar el grado de razonabilidad de su enunciado.

  • Para esa aproximación se puede emplear otra formulación:

“Der Faschismus war nicht bloß die Verschwörung, die er auch war, sondern entsprang in einer mächtigen gesellschaftlichen Entwicklungstendenz. Die Sprache gewährt ihm Asyl; in ihr äußert das fortschwelende Unheil sich so, als wäre es das Heil. [El fascismo no fue meramente la conjuración que también fue, sino que surgió dentro de una poderosa tendencia de evolución social. El lenguaje le da asilo; en él la creciente catástrofe se expresa como si fuera la salvación].

[Band 6: Negative Dialektik. Jargon der Eigentlichkeit: Jargon der Eigentlichkeit. Theoder W. Adorno: Gesammelte Schriften, S. 3529 (vgl. GS 6, S. 416)]

Claro que, como se desprende verosímilmente de este segundo fragmento, en lo que se está pensando en el primero no es en una situación general abstracta, sino en la aguda catástrofe de civilización experimentada, sobre todo, por una determinada generación; entonces el enunciado no es una conjetura teórico-política, sino una descripción vivenciada de un concreto acontecimiento histórico. Y hay suficiente evidencia, existencial y teórica, que, no es que refuerce el significado del texto de Adorno, sino que hace que se tenga que desconsiderar prácticamente cualquier otra interpretación del fenómeno del fascismo.

Lo anterior me parece pertinente en relación con los diferentes episodios de las políticas neoliberales. Que no serían sólo una conjuración criminal de astutas élites financieras identificables, sino que estarían apoyadas en la misma poderosa tendencia social, que ya incluso llegó a ser el núcleo de la oposición a las políticas de F. D. Roosevelt, y mantenida y promocionada en distintos grados por los mecanismos que controlan los medios de comunicación.

Hay que recordar a este propósito el revuelo que organizó el pequeño trabajo de Sobre la televisión de P. Bourdieu. Y si esta pertinencia resultara razonable, no debería de extrañar la impotencia de la socialdemocracia, como en el referente anterior, y que ahora se escenifica en el declive de estas tendencias, opuesto a cierto auge en el empuje de los llamados Frentes Nacionales, y de otras opciones conservadoras que no se recatan de confesar su ideario neoliberal como Ciudadanos.

Y, además, la pertinencia que aquí se reclama conllevaría las serias limitaciones que concurrirían en propuestas que trataran de combatir el desastre del neoliberalismo con esquemas simplificantes, acomodados, como “los de abajo contra los de arriba”, que podrían ser eficaces contra una simple conjuración, pero que dificultarían muchísimo la obtención de mayorías suficientes en contra de una poderosa tendencia social destructiva.

  • El tercer fragmento apuntaría a un enfoque distinto, también en recuerdo de Gramsci, para el que el político en acto es un creador:

Der Rang von Kunstwerken kann sinnvoll auf gesellschaftliches Bedürfnis bezogen werden nur vermittelt durch eine Theorie der Gesamtgesellschaft, nicht nach dem, was Bevölkerungen gerade brauchen und was ihnen eben darum um so leichter aufzunötigen ist. [Las obras de arte de auténtico rango sólo pueden relacionarse con las necesidades sociales por mediación de una teoría general de la sociedad y no en virtud de las necesidades de la población, que con tanta facilidad se pueden imponer]

[Band 7: Ästhetische Theorie: Paralipomena. Theoder W. Adorno: Gesammelte Schriften, S. 4495 (vgl. GS 7, S. 466)]

Así que, si se toma en consideración esta tercera formulación se deberían completar las formas de oposición a la conjuración neoliberal con teorías generales de la sociedad que nos permitieran unas simplificaciones y una potencia análoga a la simplificación y a la potencia que supuso en su día la teoría de Newton respecto del enorme caudal de datos observacionales sobre la mecánica celeste del que en aquél momento se disponía, y que era citado como modelo de conocimiento entre los científicos sociales.

Es decir, las políticas sociales, las prioridades, las estrategias, deberían determinarse más mediante, o a través, de teorías de la sociedad plausibles, que a través de hipotéticas confluencias mayoritarias, que estarían muy limitadas por subordinación a necesidades heterónomas que todos comprobamos que se pueden imponer.

La situación es complicada, pero hay que tener en cuenta varias consideraciones que no dejarían de operar a favor de la humanidad, por ejemplo, que toda mitología contiene en sí misma los elementos de su autodestrucción, y, por supuesto, que, además, como muestra la experiencia histórica, aquello que intenta consolidar el hechizo también, y sobre todo, coadyuva a romperlo.

Nunca se puede descartar del todo la esperanza.

mario plaza