«A fin de cuentas el legado vital de una persona se mide de muchas maneras y a mí me apetece medirlo a través de David y de Quico. Ellos son esas personas que han recibido de su padre una tremenda belleza personal, el saber estar, la educación y la inteligencia aguda que, según sé, disponía Francisco Segovia».
No hay espacio para los periodistas en la nueva televisión digital
Ventayol se siente estafado con la TDT. Recuerda que nos prometieron variedad, interactividad, idiomas y, ¡hasta calidad!, y la realidad es que solo añadieron a la parrilla: teletiendas, videntes, telepredicadores y fascistas. A nivel local fueron varios los empresarios que pugnaron para obtener una licencia. Licencias que con la crisis se han quedado guardadas en un cajón.
De obreros a parados y pobres
«Nos avisó Cáritas hace pocos días: la pobreza se ha acostumbrado a vivir en Albacete. Más del 30 % de familias vive con menos de siete mil euros. (…) – ¿Otra vez arroz con tomate frito, cari? – Sí, pero hemos pagado la casa, la luz y el agua».
Un bar de cine en la calle de las Maravillas
Miguel Ventayol narra una historia de cine que bien nos podría haber sucedido a cualquiera de nosotros durante la adolescencia en Albacete. Pero les ocurrió a un grupo de chicos, que no sé si sabrán quién les pagó los vinos, en el mítico bar de la calle Virgen de las Maravillas.
El coleccionista de tornillos
«En la provincia de Albacete existe una estadística que pocas veces se puede comprobar: la de personas que pudieron llegar a ser algo y no lo fueron. Son esos personajes, reflejo de nuestros propios miedos: lo que queremos ser y nunca llegaremos a ser». (…) «Dicen que el coleccionista de perchas y tornillos de la Feria perdió parte de su raciocinio poco antes de acceder a la NASA, donde lo esperaban en los años 70 como la brillante promesa que era».
«La diferencia entre jugar y sobrevivir»
Miguel Ventayol se sumerge en sus recuerdos de adolescencia en Albacete: «Una de nuestras atracciones más divertidas era ascender por una torreta instalada a pocos metros del centro educativo. Apenas existían vallas de separación, sí las había pero las traspasábamos para ir al otro lado de la vía, porque las vías estaban a menos metros aún que la torreta. (…) Al ver las imágenes de dos chavales procedentes de África escalando torretas, esos chicos que viajan a España para vivir mejor o sólo a poder vivir, no puedo sino comparar, salvando todas las distancias posibles. (…)
Sin esperanza de mejora, ni política ni económica
¿Cuántas personas en Albacete siguen las noticias a través de la televisión o de la radio? ¿Cuántas otra siguen la actualidad vía Internet? En las próximas elecciones, ¿tendrán más peso específico IU y UPyD? ¿Cuántos albaceteños irán a votar? Muchas de estas cuestiones se pueden perfilar y adelantar en el último estudio del CIS. Marcadamente estatal, muchos de sus datos nos sirven para adentrarnos en la profundidades sociales y políticas de nuestra provincia. Y, sin duda, son un termómetro para gobiernos, oposiciones y futuros concejales provinciales, ¿qué puntuación les daríamos si nos preguntaran?
Podrían asesinarte si dices ‘novela gráfica’ y no ‘tebeo’
El artista Sergio Bleda impartirá una lección magistral el próximo lunes en su ciudad. Y es que Bleda, desde Albacete, da cuerpo a sus historias para lanzarlas al resto del mundo. Con una amplia trayectoria y experiencia internacional, el autor nos muestra la técnica de crear historias a través del cómic.
‘Pan, Educación y Libertad’: lo último de Márkaris
Miguel Ventayol nos recomienda la última obra de Márkaris que viene a completar la Trilogía de la Crisis. Una interesante historia policiaca griega que bien podría escenificarse en nuestro Albacete. Con la corrupción de fondo y unos habitantes que sufren las consecuencias de vivir en una sociedad «que descuida a las personas».
Relato | El paisaje y sus observadores
«Es a primera hora de la mañana, cuando apenas hay unas pocas personas corriendo, cuando se pueden apreciar ciertas características propias de este rincón conocido como el pulmón de Albacete. (…) El parque Abelardo Sánchez está tan tranquilo que las ardillas se vuelven descaradas, te observan desde las ramas más bajas incluso desde apenas unos centímetros, soportando tu mirada si eres capaz de aguantarla».