Por más que la A-42 lo permita, por fácil que sea plantarse en Madrid desde Toledo si algo lo requiere, aún a costa de devaluar a la propia Castilla-La Mancha al rango de comunidad autónoma que se gobierna en dos tardes y con una legión de cortesanos en las diputaciones, nada podía superar la presencia continuada de la vicepresidenta a la diestra de un presidente como Rajoy.
No habrá redención para ellos cuando caiga el César
Cospedal, el búnker y los cortesanos que se inmolan
Jesús Perea