¿Es moral que un concejal sin formación universitaria cobre 2.800 euros al mes, más dos pagas extras, en un pueblo? Pues en Villarrobledo sucede. El último en subirse el sueldo ha sido el concejal de Cultura, Bernardo Ortega. Un treintañero que no ha terminado ni el Bachillerato. Y, todo ello, a la vez que cierran la Agencia de Desarrollo Local que deja en la calle a ocho empleados. La corona de flores en su puerta simboliza el ‘adiós’ a otro servicio.