Sería durante el verano de 2007
«Los alcaldes llevaban rematadamente mal lidiar con la presión popular del recorte en la materia, una presión asfixiante que les quitaba el sueño. La última frontera, para muchos de ellos, no eran las deficiencias en la limpieza viaria o los retrasos en las obras del centro polivalente. Intuían, con acierto, el coste electoral de la inacción en la materia. Era la comparación hiriente y punzante con el pueblo vecino y rival, cuyos toros eran más grandes, y el encierro-suelta-lo que fuese, más largo que el nuestro».