«Nadie asume en Alemania la culpa por el agujero que las ruinosas infraestructuras en los hoy destartalados vertederos sureños de la periferia europea han dejado en sus siempre brillantes balances, sólidos como la recta virtud del trabajador alemán. Balances manchados por la aventura mediterránea en la que se embarcaron solitos, sin nadie que les obligara a entrar en delirios de grandeza de políticos de corto alcance y larga mano».
Por la ruinosa AP-36 NO pasan ni las águilas
De La Roda a Ocaña, por autopista alemana repleta de ‘apretaculos’
Jesús Perea