«Wahb Alláh recibió el encargo de convertirse en el hombre que se ocupara de una zona fronteriza que a nadie importaba, en la que ni siquiera los guerreros paraban a avituallarse, según las crónicas. Pero él tenía visión de futuro, era imposible que una zona estratégica, de paso entre Andalucía, Levante y Castilla quedara reducida a un castillejo y pocas familias, ¿cuántas posibilidades encontraría él? Las posibilidades son imaginación hasta que el esfuerzo las transforma en realidad; y la realidad encuentra muros altos como en Chinchilla».