La naturaleza es agradecida cuando se deja de tratarla mal. Lo hemos podido ver este último mes: la pandemia del coronavirus ha disminuido significativamente nuestra presión sobre el medio natural, así hemos visto flamencos en la Albufera de Valencia, jabalíes y otros ungulados silvestres por las calles de los pueblos y los cielos casi libres de aviones y con una transparencia de la atmósfera totalmente inusual. No obstante, en el lado negativo, el coronavirus ha provocado descensos en reciclajes, aumento de incineraciones de residuos y de extensión de campos de basura sin triaje.