Intrusismo laboral

El intrusismo laboral deja a los recién titulados de Periodismo en paro

 

  • Aurora Escobar, periodista titulada de Villarrobledo
  • No hay ninguna profesión en la que el intrusismo se dé en mayor escala que en el Periodismo

Aurora Escobar

Desde que tenemos memoria, la mayoría de personas de nuestro alrededor ha intentado convencernos de que estudiar sería la mejor garantía de futuro para cualquiera de nosotros.

Nos han repetido por activa y por pasiva que estudiar una carrera, al menos, sería la única opción de conseguir una buena casa, un trabajo estable, un salario aceptable a fin de mes. Es decir, que llegaríamos a ser una acomodada clase media con un buen nivel de vida.

Algunos incluso lo único en lo que pensábamos era en que estudiar sería la mejor manera de cambiar las cosas, de ayudar a personas, de realizarnos, de contribuir de una u otra forma a hacer una sociedad un poco más benevolente, más agradable. Y, sin embargo, hoy cuando miramos alrededor, vemos cómo personas que han empleado su tiempo y por qué no, también su dinero, su esfuerzo y sus ganas en estudiar para trabajar por un futuro mejor, se ven obligadas a quedarse en casa sin haber recibido ni una sola oportunidad. A desaprovechar su ingenio y su fuerza en trabajos menos cualificados, quitándole esa oportunidad, tal vez, a personas que por una u otra causa no han tenido las mismas oportunidades o los mismos recursos para emplearse en otras labores.

Ejemplo claro de esto es lo que ocurre hoy día con el Periodismo. En muchas profesiones se dan actualmente casos de personas que no han realizado unos estudios mínimos para desarrollar la labor propia de alguna carrera pero no hay ninguna en la que el denominado intrusismo profesional se dé en mayor escala que en el Periodismo.

Imagen Blog12rosas.com
Imagen Blog12rosas.com

De momento, nunca he visto que una persona con una enfermedad renuncie a acudir a un médico titulado, para dejar su vida en manos de un curandero. Tampoco creo que la sociedad permita que sus calles, sus puentes o sus edificios los construya una persona que simplemente jugaba con ‘legos‘ de pequeña, por muy bien que eso se le diese. ¿Por qué en cambio se denomina «periodista» a personas que no han realizado los estudios de Periodismo? (Roza el esperpento cuando ni siquiera tienen formación superior).

Todos tenemos la capacidad y por supuesto el derecho de escribir y de mostrar al mundo nuestra visión de las cosas, sin embargo, no debería dejarse en manos de aficionados al Periodismo los trabajos que requieran un tratamiento más exhaustivo de la información. Actualmente nos hartamos de ver cómo personas, en su mayoría, conectados a alguien de poder, dirigen gabinetes de prensa de equipos de Gobierno o se encargan de aportar crónicas sobre hechos judiciales o económicos en un medio simplemente porque “llevan mucho tiempo haciéndolo”. ¿Qué clase de sociedad es la que permite que las personas preparadas desperdicien su talento en un local de comida rápida o abandone incluso su país por falta de oportunidades mientras que los puestos que deberían ostentar están ocupados por enchufados sin titulación?

Nos engañan fervientemente cuando nos dicen que no hay oportunidades. Las hay, amigos, pero están ocupadas por personas que simplemente se encontraban en un lugar privilegiado en el momento propicio.

Y digo todo esto, queridos lectores, por la parte que me toca y como licenciada en Periodismo. Una carrera a la que dediqué unos maravillosos años de mi vida, un esfuerzo continuo y constante y la que me proporcionó todas mis ansias de cambiar las cosas. Porque a pesar de todo, aun hoy, no hay día en el que no valore todo lo que me ha enseñado mi carrera y todo lo que he aprendido de esta maravillosa profesión cada día menos valorada.

Con los cambios tanto políticos como sociales que se están dando ahora mismo en nuestro país, quizá en algún resquicio de la mente de alguna persona se esté forjando la idea de confiar más en los periodistas y menos en los ‘amiguetes’.

Tal vez, igual en algún momento, podamos dedicarnos a aquello a lo que le hemos dado nuestra vida sin intermediarios, sin marionetas, sin preámbulos.

*Por si algún nuevo responsable político estuviera leyendo:

si el que contrata a un aficionado es una Administración Pública, la indignación se multiplica*

 

 

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