La falta de agua, fuente de inspiración de Ventayol

Un charco o un escupitajo

Miguel Ventayol

No sé mucho de agua

pero sé lo que ven mis ojos.

Caminando como sin querer

por un camino de la Sierra

del Agua.

Apuré mi botella de

agua

hasta llegar a la fuente

que hay al final del camino.

Pero estaba

tan seca

tan cargada de insectos

que aguanté la sed.

Porque no sé mucho

de agua,

pero sí de lo que me llevo

a la boca.

Un amigo

me mandó unas fotos

donde se veía

mejor dicho

donde no se veía

el agua

de un pantano.

No sé mucho de agua

pero sé diferenciar

un charco

de un escupitajo.

Sé diferenciar

un sitio

donde vendrían los turistas

a navegar

tomar cervezas

y disfrutar la naturaleza.

En el interior de

Castilla-La Mancha,

la comunidad donde

más ha crecido el

turismo rural.

Sé diferenciar

eso

de un lugar que corre

a convertirse en un

desierto.

Yo no sé mucho de agua

pero sé dónde

irán los turistas

el año que viene.

Sé que la culpa no es mía

supongo

que tampoco del

Ayuntamiento de Yeste,

tampoco de Bono, Barreda

Cospedal o Page.

Pero mía no es.

La culpa no es mía,

pero sé diferenciar

un charco

de un escupitajo.

Sé que había una vez

un sitio

donde bailaban los barcos

las barcas

y las piraguas

al son del rumor del

agua.

Sé que había

sombrillas

toallas

y bañadores,

hipnotizados

por el rumor

del agua.

El agua

que desaparece.

Yo no sé mucho de agua,

pero sé diferenciar

un charco

de un escupitajo.

júcar, miguel ventayol