Lo de los trapos sucios da para mucho o para nada, según lo mires.
En los años que llevo cotilleando y moviéndome con diferentes tipos de personas y chismosos en general me he enterado de muchos trapos sucios. De los simples, de los de un concejal se ha liado con una secretaria o un director general con la jefa de gabinete del presidente, y cosas por el estilo. Cosas tontas.
O cosas más complicadas como facturas que deberían facturarse y se caen en una destructora de papel, o amenazas de muerte en un despacho de diputado/concejal/empresario a un diputado/concejal/empresario.
Trapos sucios.
Como yo conoces tú, seguro. Algunos son divertidos, como todos los relacionados con el sexo, que sigue dando que hablar hasta el infinito. En casos hasta se prohíbe bajo amenaza hablar de ciertas tendencias sexuales, ¡en pleno siglo XXI!
Esa es la mentalidad, el sexo se oculta, el fraude se puede airear.
Hablando de trapos sucios con amigos y conocidos me dicen que en Madrid, que en Andalucía, que en Barcelona… parece más sencillo. La distancia hace que el tipo del trapo sucio no sea el mismo que lleva a su hijo con el tuyo a la piscina o no te cruces con él en el Mercadona.
Pero eso sí pasa en Albacete. Lo cual lo hace un poco más complicado porque, además, a poco que escarbes, tienes amigos en común, familia en común, lazos inquebrantables. Si te metes con un delincuente (no sé de qué otra manera llamar al que roba/defrauda/extorsiona/anima a…) puede darse la circunstancia de que viva a la vuelta de la esquina, o su madre, o su amante, o su prima. ¡Y con todas ellas te llevas genial!
Otra cuestión es hacia quién lanzar tus dardos.
Ahora mola sacar trapos sucios del PP, salvo que seas de El Mundo o de Abc, entonces se airean trapos sucios de UGT o del PSOE.
Las redes sociales están llenas de trapos sucios pero, ¿a quién y hasta dónde llegan, qué alcance real tienen?
Escaso.
Aquí en Albacete sólo tienes que echarte un café después de una reunión de la Asociación de Prensa y sabrás todos y cada uno de los trapos sucios de cualquiera. Y digo de la Asociación de la Prensa como digo de cuatro periodistas al azar cuando salen del edificio de sindicatos, del Ayuntamiento, de la Diputación, de AMAC…
Y sí, aparecen, se airean, se comentan, se ponen en común los trapos sucios del PP, de IU; del PSOE; de UGT; de CCOO o de los tertulianos de Libertad Digital.
¡Todos tienen trapos sucios!
Son del tipo «me follo a la secretaria mientras mi mujer va a misa», cosa más tonta; del tipo «soy gay pero no salgo del armario», en pleno siglo XXI. Sandeces comparadas con el fraude, el chantaje, la extorsión, las amenazas a y de empresarios.
Si saco trapos sucios del PP, ¿beneficio al PSOE? Si saco trapos sucios del PSOE, ¿beneficio al PP o a IU? Si saco trapos sucios de IU, ¿perjudico a alguien?
¿Qué consigo a fin de cuentas si dispongo de información que pueda cargarse a un concejal, alcalde, gerente de una asociación de empresarios, o un poeta?
¿Me convierte esto en un tipo poderoso o no me convierte en nada?
¿De qué me sirve saber que un gran empresario de la provincia de Albacete dispone de carnet y afiliación de varios partidos políticos? ¿De qué me sirve saber que se usan los pisos del Pasaje Lodares como picadero? ¿De qué me sirve saber que a algunos altos cargos los convencen a través de mariscadas o comilonas, cosa que no pueden hacer los pequeños empresarios, para conseguir ayudas, subvenciones y concesiones?
Pues a lo mejor sí sirve.
Si en las próximas elecciones, las que sean, vas a votar y encuentras los rostros de siempre tienes dos opciones: conocer quiénes son y cómo son, o no hacerlo. A lo mejor existe la vergüenza torera, cosa que dudo. Pero a lo mejor sí.
Si cuando llegue el día de las votaciones tu mente te juega la pasada «son todos iguales, son todo lo mismo», porque de verdad muchos de ellos lo son. A lo mejor tener cierta información te hace verlos a unos de una manera y a otros de otra.
Puede que seas de los que entre risas murmura «le pone los cuernos a su marido» o afirmes, «sé que ha robado en las arcas públicas, sé que es un mal gestor y no puede trabajar de político, sé que no se merece un cargo público».