En realidad es un secreto a voces. Desde que el PP llegó al poder en mayo de 2011, la persecución por parte de los nuevos caciques a algunos periodistas de Castilla-La Mancha ha destacado por su frialdad y su efectividad, ¡para qué lo vamos a negar!
Medios públicos, pero también privados, no se han librado de la de la llamada de un gran peso pesado de nuestra provincia. Un popular y populista alcalde al que, sin embargo, no le tiembla el pulso a la hora de levantar el auricular para reprender a directores de radio y amenazarles si no cuentan las noticias como Dios manda (aunque en este caso el se refería más a como mandan los dictados del PP). Pero no es el único, ni el peor.
Aniquilar del ámbito laboral a cualquier profesional de los medios de comunicación que ponga en peligro su reciente stablishment
En Albacete “se cuenta”, “se comenta”, “se afirma”… –como le gusta comenzar a un conocido director de radio de Albacete- que la lista negra de los periodistas a exterminar de los medios de comunicación, para que no influyeran en la opinión pública, se confeccionó en un céntrico restaurante de la capital. Y como en un previsible pasaje bíblico, lo peor es que alrededor de esa mesa no solo se sentaron políticos sino también algunos que se llaman a sí mismos “periodistas”, capaces de vender a quien haga falta para ganar enteros ante los nuevos mandatarios.
Los que hemos sido víctimas de una persecución ideológica, y NO de los recortes provocados por la crisis, estamos convencidos de que hemos pagado un precio muy injusto. En todos los casos se trata más de una revancha personal que de verdaderos motivos profesionales.
A Dios rogando y con el mazo dando
Solo me queda la esperanza de que como en el cielo hay Alguien que todo lo ve -esto lo saben mejor que yo los que tantos golpes de pecho se dan en las misas de domingo- el tiempo pondrá a cada uno en su sitio. Aunque estoy segura de que esta puesta en escena que hacen los gobernantes populares con la iglesia, ni ellos mismos se la creen. No tienen conciencia. No se puede ser tan perverso.