“Castilla-La Mancha reduce en 2.000 personas la lista de espera quirúrgica en un año”. Éste es el titular de una nota de prensa publicada por la Consejería de Sanidad y Asuntos Sociales el pasado 16 de diciembre.
Explicaba el comunicado que “el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha ha reducido en 2.031 pacientes la lista de espera quirúrgica, respecto al año anterior”.
“Según los datos registrados en la web del Servicio de Salud a 30 de noviembre de este año, un total de 46.444 pacientes se encuentran en lista de espera, mientras que el pasado año había un total de 48.475 personas, lo que se traduce en un descenso del 4 por ciento”.
Además, la nota recogía las declaraciones del consejero del ramo, José Ignacio Echániz quien elogiaba que esta mejora se había conseguido gracias al Plan de Choque para reducir las listas de espera que puso en marcha el Gobierno de Castilla-La Mancha el pasado verano.
Lo curioso es que con fecha 13 de diciembre, el Sescam publicaba una nota de prensa con el titular “El Área Integrada de Albacete reduce la lista de espera quirúrgica en más de 2.500 pacientes en tan sólo cuatro meses”.
Y claro, será que al ser “de letras” sea más complicado entender de números pero si la GAI de Albacete es capaz de reducir en cuatro meses la lista de espera quirúrgica en 2.500 pacientes, ¿cómo es posible que en toda la región el descenso anual se haya cifrado en 2.000 pacientes?
Algo falla.