Que un juez desestime tus pretensiones contra un presunto criminal que está en la cárcel nos debería llevar a plantearnos la siguiente pregunta: ¿tiene razón el presunto delincuente y Cospedal miente? La respuesta, en la cual la respuesta afirmativa parece obvia, debería llevar la dimisión inmediata de la política madrileña –¡uy perdón!, manchega- pero al tratarse de Cospedal las obviedades se vuelven extrañezas y las extrañezas obviedades. No obstante, y dejando a un lado la responsabilidad política de Cospedal, me gustaría centrarme en su recurso contra dicha sentencia desestimatoria.
El argumento principal de dicho recurso es que el juez se basó excesivamente en reglas jurídicas, dando excesiva importancia a la “ausencia de pruebas directas” contra el extesorero en lugar de aplicar las “reglas del pensar”. Este humilde estudiante de Derecho que les escribe, antes de emitir cualquier opinión sobre dicho recurso, se fue a bucear un poco entre manuales de Derecho Procesal, porque no podemos olvidar que Cospedal es, ¡abogada del Estado! y por tanto presupuse que algo más de derecho que yo sabría. Pero no me llevé ninguna sorpresa, como confirmaban mis sospechas, las “reglas del pensar” ni son un concepto jurídico, ni vienen recogidas como ningún tipo de reglas a tener en cuenta a la hora de emitir una sentencia. ¿Qué es entonces a lo que se refería Cospedal? La respuesta es sencilla: a nada. Es una patochada, una ridiculez, una mamarrachada más que se suma a la larga lista de miserias a las que nos tiene acostumbrados a la ciudadanía de esta región.
Las “reglas del pensar” no tienen sentido a la hora de emitir una sentencia, sin embargo, dichas reglas tienen mucho sentido a la hora de emitir un voto, por eso pido que usemos todos las reglas del pensar en las próximas elecciones autonómicas:
- Los dependientes a los que miró a la cara y prometió trabajar por ellos.
- El personal sanitario al cual está dejando en bragas para favorecer los intereses de su marido.
- El profesorado arrinconado y desarmado a la hora de ejercer su trabajo.
- Los agricultores y ganaderos a los que desprecia no luchando por los intereses de la región en temas de agua.
- Los trabajadores de RTCVM a los que se somete a una presión constante y se obliga a mentir, engañar y falsear la realidad de una forma escandalosa para favorecer al PP.
- A tantos y tantos otros, a la ciudadanía castellano-manchega, humilde, trabajadora, responsable, luchadora.
Usemos «las reglas del pensar» con nuestro voto, usemos «las reglas del pensar» contra Dolores Cospedal. Despidámosla «en directo» y sin «simulación».
Como tuiteó nuestro ilustre paisano, que en paz descanse, Constantino Romero “el legado político de Cospedal será nulo. Solo quedará de ella la amargura que ha causado. Demasiado ambición y escaso talento”.
Castellano-manchegas/os, podemos acabar con esta pesadilla.