La humildad que caracteriza al grupo humano y deportivo del CBV Villarrobledo otorga más mérito a la victoria conseguida este fin de semana en el Pintores Arena., una victoria sobre el Tenerife, segundo clasificado y aspirante al ascenso a LEB Plata.
69-55. Las estadísticas son claras en este caso, 80 puntos de valoración del Villarrobedo frente a 32 del Tenerife, una diferencia que se notó en el campo y en la grada, aunque a estas alturas hablar de la grada de Villarrobledo es como decir que la nieve es blanca.
Todos los entrenadores del grupo B de la liga EBA suspiran por tener un pabellón lleno como el Pintores, donde se ruge, vibra y sufre muchos minutos antes y después de cada partido.
Que Diop tiene los brazos largos lo saben todos los pivots y aleros del grupo. Él sólo puso más tapones que el equipo contrario, cuatro, y se convirtió en el referente roblense. Pero no sólo él, la defensa dio los frutos esperados, como siempre suele suceder en este deporte.
El Tudespensa.com fue superior en tiros de dos, tiros de tres (la defensa del Villarrobledo no concedió ni un triple, o quizás fue que temblaron las muñecas tinerfeñas). A pesar de que Tenerife consiguió más rebotes y fue mejor en los tiros libres, elementos que CBV tiene que limar de aquí al resto de la temporada.
Aunque por otro lado, es normal debido a la calidad de los pivot tinerfeños, que obligó a Boris Balibrea a tener a Alfons Albert más de veinte minutos seguidos en campo, con la carga física que eso supone.
La humildad de la que hacen gala en Villarrobledo se olvida por unos instantes, no hablamos de perder la deportividad pero el humilde siempre vence; y si su personalidad le impide gritar a los cuatro vientos ¡nos hemos zampado a los segundos!, para eso estamos otros. Porque colocar catorce puntos, 69-55, de diferencia al equipo que jugará los playoff de ascenso no es tarea fácil, un equipo que sólo ha perdido seis partidos en toda la temporada y probablemente no ceda muchos más.
Los chicos del CBV, esos que cenan pizzas en familia, comen gachas como terapia de grupo y se disfrazan en carnaval, saben que no pueden relajarse de cara a los siete partidos que restan hasta final de temporada.
Una temporada que, debido al carácter humilde de la familia CBV, ya los ha investido como triunfadores, aunque ellos apenas lo digan con la boca pequeña.