La verdad sobre el deporte en Albacete es que no es sencillo saber qué pasa, cuándo pasa y cómo sucede. Una tendencia que parece estar cambiando gracias a una alternativa cultura del deporte en la provincia, sustentada tanto en buenos resultados en categorías inferiores como al esfuerzo sacrificado de cientos de personas que confían, creen y viven por el deporte de base. Algo así como lo que sucedía en los años 70 y 80.
Bueno, eso y que los medios de comunicación se están poniendo las pilas. Los digitales como Con Dos Pelotas, que cubren la casi totalidad del deporte provincia, y los tradicionales porque ven que el público demanda información más variada y no sólo Albacete Balompié.
Hablamos de deporte no profesional, no lo olvidemos. Porque son muchas las personas que se dedican en cuerpo y alma al deporte no profesional: el deporte de verdad, el deporte de Albacete. Si no te lo crees, echa un vistazo a los gimnasios, zonas de recreo donde corre la gente, circuitos, pistas de tenis y paddel, tiendas de bicicletas.
Deporte no profesional, el profesional huye de la provincia por diversas razones. Lo hace y lo seguirá haciendo si alguien no toma medidas. Sólo hay que mirar en otras provincias, incluso en países como Colombia.
Sólo hay que echar un vistazo a los resultados de varios colegios, de varios clubes, de determinados deportes. Sí, incluso del fútbol. Se consiguen resultados con esfuerzo, sacrificio y ganas, lo cual quiere decir que en la provincia de Albacete hay cultura del deporte.
Quien corresponda debería tomar medidas urgentes. No lo digo en abstracto. Digo Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, digo Diputación Provincial de Albacete y digo ayuntamientos de pueblos.
Tienen su parte de culpa; y su parte de responsabilidad pero no del todo.
También es responsabilidad social de cientos de empresas patrocinadoras que podrían volcarse con el deporte. Bien es cierto que las leyes de patrocinio no llegan nunca, son la eterna promesa; pero si comparamos Albacete con otras provincias, el resultado es vergonzoso: no existe compromiso.
He preguntado a Manuel Lorenzo y Alejandro Gómez, periodistas y periodistas deportivos. Saben de deporte y, además, se implican.
Dinero, afición, cantera, medios de comunicación, instalaciones, compromiso, son algunas de las temáticas que salen a relucir sin haberlas puesto en común antes.
Al respecto del dinero, la administración ni tiene ni quiere dar, es lo que se deduce de las reuniones con los clubes deportivos, los que pueden acceder. Porque otros tienen que conformarse con reuniones para conseguir mejores horarios en las pocas instalaciones que hay. A los futboleros les vendría bien el ascenso, pero no tanto a los chicos del baloncesto, como a otras categorías y competiciones, donde un ascenso equivale a asumir inversiones imposibles.
Pero es que tampoco hay dinero en las empresas, y si hay no quieren darlo, cosa que sí sucede en otras provincias. Es conocido el caso del CBV Villarrobledo (y otros) que recibieron la promesa de grandes empresas y cuantiosas colaboraciones y luego se echaron atrás porque los otros patrocinadores no les caían bien, eran competencia o pensaron que implicarse con un club o una ciudad no era de interés inversor.
No es avaricia, es falta de compromiso, de perspectiva, de responsabilidad empresarial y de normativa que les beneficie un mínimo. Alejandro nos recuerda que en la época dorada del Voley y el Fútbol Sala, ninguno de estos equipos llevaba un patrocinador privado principal, «algo impensable en otras ciudades».
Pero es que este apoyo tampoco es moral, ni de palmadita en la espalda, sino de foto electoral, lo cual es temporal, perjudicial y venenoso. Insistiendo en el tema burocrático, hay clubes y personas que han perdido horas y horas de despacho en despacho tratando de encontrar huecos donde entrenar a unos saltadores, unos chicos de badmington, unos atletas, ciclistas, entre otros…
Otro de los temas recurrentes es la afición de Albacete, la mejor del mundo: una frase que nos gusta repetir, pero no es cierta, y me duele decirlo. Como le duele a Manuel y a Alejandro, «el aficionado está acostumbrado a exigir mucho y dar poco a cambio. El sentimiento de apoyo al deporte local es escaso. Casi todos los niños crecen en casas ‘del Madrid o del Barça’. Se les educa en la cultura de la victoria, no del esfuerzo, el compañerismo, de los progresos del día a día». Al fútbol se va, cuando se va, Manuel recuerda que la media del Albacete Balompié han sido 5.000 espectadores. Al baloncesto se empieza a ir poco a poco, con cuentagotas, pero ¿quién va a ninguna otra disciplina? «¿Quién va al tenis o al circuito?», recuerda Manuel.
«Es muy difícil que los jóvenes aprendan a valorar lo que supone mantener un equipo en las competiciones españolas o aplaudir el esfuerzo de los jugadores del equipo de su tierra. Al contrario, cuando llegan dos derrotas seguidas, todos son unos mantas». La afición y el deporte de base tienen una presencia tremenda, pero están alejados del deporte de elite. Al menos en cualquier cosa que no sea el balompié. ¿Cualquiera de los corredores de la media maratón de este domingo sería capaz de nombrar a los campeones de España de maratón, de Europa, del mundo? Sucedió en el maratón de Madrid de hace un par de semanas y lo contó una campeona en su Twitter.
Hay una desconexión real, a pesar de contar con ligas municipales con mucho nivel, circuitos de carreras populares y BTT y unos niveles de participación envidiables, el deporte y la competición «no paran de crecer».
¿Cómo tender un puente entre ambas? Una cuestión a solucionar.
Además, aunque la cantera es buena, se demuestra semana a semana, tenis, ciclismo, atletismo, baloncesto, tampoco son las cosas de color de rosa. Sin ir más lejos, la natación sufrió luchas intestinas hace unos años, el baloncesto casi desapareció, el balonmano ni lo recordamos e incluso el fútbol ha tenido una temporada complicada con peleas públicas incluidas.
El último asunto son las instalaciones: se podría hablar durante muchas cañas seguidas. Quién no recuerda los años dorados de piscinas cubiertas prometidas y pabellones que a duras penas se pueden mantener. En ciertos pueblos, las canastas se caen, las porterías se sujetan con pedrolos y las líneas de las pistas se siguen pintando con tiza. Los 80 molaban, pero no en estas cosas. Como bien dice Manuel «algunas de ellas muy buenas y otras bastante deterioradas. Volvemos al punto inicial: no hay dinero».
Así las cosas, a pesar de todo, la gente del deporte es optimista, invierte su dinero, su tiempo, se sacrifica sin esperar nada a cambio. Coge los coches, las furgonetas y se desplaza por la región o por el país si hace falta. Manda sus comunicados a medios digitales como el de Manuel, donde sí tienen cabida siempre. Siguen disfrutando con el deporte.
Porque quienes lo viven de verdad saben que el deporte es más que ganar, más que salir en Cuatro o La Sexta. Saben que el deporte es algo que te condiciona por las mañanas cuando sales a la calle o cuando esperas la tarde para salir a entrenar y el fin de semana para competir y disfrutar.
Este artículo no habría sido posible sin la colaboración de Manuel y Alejandro. Mi agradecimiento más sincero.