El armario lleno de colores

‘Me cambio la chaqueta en otoño’

Miguel Ventayol

Por la mañana refresca, a mediodía calienta el sol y, por la tarde, nunca sabes qué puede suceder ni en la cama de quién puedes terminar. Así que es bueno tener varias chaquetas preparadas para los cambios.

Algunos han pasado de llevar una ligera pashmina a colocarse una chaqueta recia. Es la realidad del otoño manchego. La mayoría de nosotros insistimos en que solo tenemos dos estaciones. Pero no es del todo cierto.

Sabemos tú y yo que algunos apoyaron a un partido que parecía ganador pero vino otro a fastidiar los planes personales (no los del pueblo, los vecinos ni la sociedad) ¿Qué han hecho? Colocarse otra chaqueta, hacerse la foto adecuada, subirla a las redes sociales y sentirse a gusto con la nueva temporada.

¿Cuál es tu estado? He cambiado de chaqueta: es el nuevo botón de Facebook. Son dos pulgares hacia arriba y la cara sonriente de imputado en las puertas de los juzgados. Sabes que aunque vayan a la cárcel, no van a devolver ni un duro.

Se sienten tan bien con su ropa nueva que salen a pasear sin disimulo, aunque en el pueblo recuerden de sobra que en años anteriores utilizaron otros atuendos más rojos, más azules o más arco iris.

¡Una chaqueta es apenas una chaqueta! Se cambia y ya.

¿Acaso no es otoño, el mes de los cambios? Como la primavera. Se cambia y ya está. No pasa nada.

En casa lo entienden, ¡no lo van a entender! Mejor coche, mejor teléfono móvil, incluso mejores vacaciones. Con suerte mejor coche, móvil y vacaciones para algún familiar.

Con suerte.

Poco importa lo que digan los envidiosos y malencarados, poco importa lo que digan las bases del otro partido: en la batalla mejor un aliado feo que un enemigo guapo. Lo malo es que en diciembre su voto secreto caerá del mismo lado, y el de su familia, incluso forzarán a más de cuatro jubilados con miedo y votarán lo de siempre, porque el voto es secreto. ¡No tiene nada que ver con el cambio de chaqueta ni con las estaciones!

En otoño se cambian la chaqueta como podrían cambiarla en enero, si es que refresca. Se mirarán al espejo, decidirán si es el autendo adecuado o lo comentarán con sus padrinos políticos, empresariales, familiares y laborales.

Y ya. Se habrán hecho su hueco durante otros cuantos años y vivirán de maravilla, durmiendo a pierna suelta porque, no nos engañemos, el que vive así tiene la conciencia más tranquila que tú y yo.

miguel ventayol