Cuando ya había acabado el espectáculo travestido de una campaña electoral y sus consiguientes elecciones, pensaba que mis neuronas iban a tener un paréntesis libre de despropósitos y banalidades mediáticas.
Nada más lejos de la realidad.
Infeliz de mí al creer que una iniciativa justa y diversa podía ser bienvenida por la picaresca rancia y ostentosa española. No te lo perdonaré jamás, Carmena.
Nunca pensé que el supuesto comentario de la hija de una diputada fuese a ser viral. Tal vez, porque a otra buena parte de la ciudadanía nos importa más lo que pueda decir un niño a punto de embarcar en una patera en el Mar Negro huyendo de la barbarie. Pero claro, decir lo que acabo de escribir, y en el país en el que lo acabo de escribir, supongo que será demagogia. ¿Ves Carmena? No es diversidad, es demagogia y no te lo perdonaré jamás, Manuela Carmena.
Desconozco si eso de saber distinguir trajes de calidad, verdaderos y de los caros es una asignatura que aprenden los más jovencitos de la familia pepera en la universidad de ‘Degürtel’, pero, en tal caso, hay que tener la nevera muy llena para indignarte porque tu hija de seis años haya descubierto que el traje no porta tantas florituras como en desfiles anteriores en plena crisis de refugiados. O la despensa muy llena o el cerebro muy vacío…
Las palabras inocentes de esta niña hubiesen quedado en algo anecdótico si la mensajera no hubiera sido su madre, diputada por Madrid y que desde el 2011 cuenta en su actividad parlamentaria con tres intervenciones, ¡TRES!
Querida alcaldesa, has conseguido restar importancia a los caprichos de una pija madrileña frente a las necesidades básicas de muchos niños que han podido comer gracias al aumento del presupuesto municipal para alimentación. Jamás te lo perdonaré Carmena, jamás.
No te perdonaré jamás, el valiente ejemplo que nos has dado utilizando el transporte público mientras tu predecesora utilizaba los coches oficiales para ir a la peluquería. Jamás. Tampoco te perdonaré que hayas frenado el desahucio de 220 familias.
Nunca, nunca te perdonaré que hayas acabado con la tradición del Ayuntamiento de Madrid de cederle la gestión de viviendas sociales a fondos buitre dirigidos por el hijo de la señora que se iba a la peluquería con el coche oficial que pagaban todas las madrileñas y madrileños.
Ni se te ocurra Carmena que te voy a perdonar que hayas aumentado el 26% el gasto social. Jamás.
No, no te perdonaré que hayas prohibido a los concejales madrileños aceptar regalos de más de cincuenta euros, ni que en Nochebuena dieses de cenar a 200 indigentes en un palacio. ¡Qué barbaridad Carmena! ¡No te lo perdonaré!
Cuando una parte de la ciudadanía hace una crítica estéril y malintencionada de una celebración que ha pretendido ser igualitaria y diversa; y valora más la ostentosidad y la tradición absurda… es que, algo está jodidamente mal en este país.
Has reinventado la forma de hacer política institucional y el borreguísimo cañí no te lo perdonará jamás, Carmena, JAMÁS.