La estrategia impuesta por Pablo Iglesias a Podemos y su comportamiento autoritario y personal ha generado una división interna en la base del partido que con su autoritarismo ha logrado silenciar proyectando la imagen de unidad con el apoyo de sus líderes. Lo acontecido en los últimos meses proyectan una división importante que sus dirigentes intentan ocultar. Pero los hechos acaecidos dentro de Podemos nos orientan en la dirección contraria. Las descalificaciones de personas altamente cualificadas que han estado desde el principio en el origen de Podemos. Todos ellos han manifestado su desacuerdo con el comportamiento de Pablo Iglesias que se asemeja al que tienen los partidos de la “casta”, a los que tanto desprecia. Habla de democracia interna pero su comportamiento es autoritario al destituir personalmente a cargos importantes del partido sin ninguna consulta. Esto se llama autoritarismo y presidencialismo en el ámbito de la Politología.
Es lo que ha sucedido con el catedrático de Económicas de la Universidad de Sevilla, Juan Torres López que redactó el programa económico de Podemos y que a finales de 2015 ya no contó con su colaboración. Juan Torres califica la estrategia de Pablo Iglesias con una frase lapidaria, que yo comparto. “es una estrategia confusa, mucho teatro y falta de claridad y sinceridad”. Otra crítica interna muy dura que rezuma desilusión: “nunca vi una gestión tan nefasta para la izquierda al estar atrincherado en su soberbia” al negar una coalición con IU y su actitud arrogante con Pedro Sánchez. Habla de nuevas maneras de hacer política y decide uno, Pablo.
Durante estos dos meses últimos, asistimos al proceso autoritario de la marginación de los que no se someten a sus órdenes. El más grave ha sido la decisión personal de destituir a Sergio Pascual, persona de confianza de Iñigo Errejón, sin consultar al resto de compañeros. Esta acción tan autoritaria no la realizan ni siquiera los partidos a los que llama la “casta”. Iñigo estuvo una semana en silencio, reflexionando, y tuvo el valor de decir públicamente que no compartía algunas medidas de Iglesias pero seguía confiando en Podemos. Y en otro momento indicó que había que evitar que si se realizaban nuevas elecciones, no apareciesen como responsables ya que lo podían pagar en las futuras elecciones. Después Pablo Iglesias le pasó factura muy sutilmente diciendo: “me pongo a trabajar y voy a remangarme para encabezar el grupo de negociación”. La realidad es que no me fío de Íñigo y me nombró él mismo para este cargo. Otro ejemplo de comportamiento autoritario disimulado.
Para salvar su imagen acepta sentarse a negociar con Pedro Sánchez y Albert Rivera. Les presenta veinte puntos sobre los que pactar y tras la primera sesión, se niega a comparecer ante la prensa para valorar el primer encuentro. Al día siguiente, ha impuesto su criterio a los líderes del partido, y anuncia que se va a consultar a las bases. De esa manera, carga toda la responsabilidad en las bases y de paso confirma que le apoya la mayoría con el fin de dar la imagen de unidad en las bases. Y propone dos alternativas: o elegir el pacto Rivera-Sánchez o el pacto a la valenciana Pero añade esta coacción a las bases con el fin de “dejarlo todo atado”. Si votan en sentido contrario a su postura, tendrán que asumir las “responsabilidades políticas”. O sea, amenaza a las bases sino siguen su consigna. Pero va más lejos, los datos no se hacen públicos cuando finaliza la votación, sino que hay que esperar al lunes. ¿Para qué? Algunos pensamos para “cocinarlos”, y ponerse de acuerdo entre los dirigentes y seguir dando la impresión de unidad cuando no la hay. Pero hay otro aspecto muy importante que no cumple la consulta para ser considerada democrática: ser transparente y controlada por las demás fuerzas políticas. ¿Dónde están los interventores de los partidos de la oposición que siempre deben estar en cualquier elección democrática, controlando? Por lo tanto, da igual el resultado ya que el proceso está viciado y la votación ha sido PURO TEATRO. De todas formas, pienso que Pablo Iglesias seguirá maniobrando, aunque le queda poco tiempo. Lo estresante para muchísimos españoles es que no sabemos en qué dirección.