Con el calor, la gente pasa más tiempo en la calle

Amor en tiempos de Cambio Climático

Las mejores historias de amor son las que se escriben en los momento menos apropiados, al despiste, entre dos personas. Tu propia historia.

Imagen de Turismo en Albacete
Miguel Ventayol

Lo que el Cambio Climático ha unido que no lo separe la edad adulta. Algunas frases te vienen a la cabeza como quien no quiere la cosa, se te cuelan y te persiguen durante toda la tarde. Hasta que no las apuntas en el folleto de ofertas del Consum no se van.

Si te acercas cualquier tarde de esta por el parque periurbano de la Pulgosa podrás tomar el sol, pasear, correr o disfrutar viendo cómo otros disfrutan. La culpa la tiene el cambio climático, aunque no seré yo quien diga nada al respecto, no hay que ser un lince para comprobar cómo estamos.

Chicos correteando en el césped, chavales jugando al fútbol de esa manera que nada tiene que ver al espectáculo de los estadios, familias escuchando música mientras meriendan, un par de jóvenes echando unas palas como si estuvieran en Benidorm, y dos valientes lanzando el frisbee al estilo que solo se ve en las películas de campus estadounidenses.

Un poco más allá, un tipo los observa encantado y sin dejar de mirar con curiosidad y adminiración, porque los chavales saben manejar el artilugio de verdad, giros, medias vueltas, lanzamientos que dejan el disco suspendido en el aire un instante, lanzamientos a ras de suelo (si buscas en Internet verás que todos estos movimientos tienen un nombre anglosajón).

No lo he dicho, los chavales eran un chico y una chica. El observador sabe que se gustan pero ellos no lo han descubierto porque están en la edad en que hablan de otras parejas, de a quién podrían invitar el fin de semana o quién tiene la mejor conversación; cuando realmente es de ellos de quienes están enamorados porque el amor es querer estar todo el tiempo con la misma persona. Pero estas cosas las ves luego.

En uno de sus lanzamientos, el chico dice que cuando tenga cuarenta años, si no ha encontrado mujer, querría estar con el el frisbee. Es un comentario audaz y juvenil pero que levante la mano quien no haya dicho cosas como esta y se las haya creído. Cuando apenas alcanzas los veinte la vida es una locura, urgente, apasionante y desmedida, ¡como debe ser! Y ellos así lo viven, lanzamiento tras lanzamiento, sin parar de hablar, del disco, de amigos, de ellos mismos. Sin parar de hablar.

¿Recuerdas? El chico que te enamoró dejó de tocar la guitarra, o de montar en patines, o de recitarte poesías al oído. La chica que te volvió loco dejó de bailar rock y abandonó la chupa de cuero.

Pero el chico no se da cuenta de que la chica a veces opta por el silencio, porque las chicas son más listas que los chicos…a esta edad y, lo siento, chavales, mucho más tarde. Él sigue hablando y lanzando, ella lo mira y sonríe. Sonríen ambos con una sinceridad abrumadora.

Siguen lanzando una vez y otra, otra vez y una, en manga corta, aprovechando que en la Pulgosa luce el sol hasta las seis de la tarde. Luego se abrigan un poco y vuelven a la ciudad, a sus habitaciones, a sus pensamientos en solitario.

Lo que sueñan cada uno de ellos es suyo y solo suyo, como lo que tú soñabas y has conseguido.