Una de estas mañanas he ido a un banco, no del parque, sino de esos donde daban hipotecas para que te comprases una casa que no podías pagar.
Vaya, mal he empezado, se me ve el plumero.
Empezamos de nuevo:
He ido a un banco a hacer varios trámites y he comprobado la cola tremenda que había desde primera hora de la mañana. Cualquiera de nosotros es consciente de que en la provincia de Albacete han cerrado una buena cantidad de oficinas, en teoría hay 161 entidades bancarias, de las cuales 76 están en la capital. Son muchas verdad, pero tenemos ejemplos claros de bancos y cajas que han ido cerrando sin más; un día están, al día siguiente han desaparecido fruto de la crisis, la modernidad o porque sí.
Trabajadores que han prejubilado o despedido de manera unilateral hasta que la frase «trabajar en un banco» haya dejado de ser un chollo. La generalización de la banca online, Internet y la telefonía móvil provoca que se escuchen frases como las que he oído en una entidad bancaria de mucho renombre:
—Usar cartillas es un atraso. Eso solo se usa ya en los pueblos y las personas mayores.
Entiendo que el trabajador que lo ha dicho no ha pensado demasiado bien ni en sí mismo, ni en la persona que tenía al otro lado. La persona que necesitaba actualizar su libreta de ahorros para tener conciencia de cuánto dinero tiene porque mirar Internet o el móvil no le resulta cómodo y/o ágil. O directamente no quiere.
Unido al hecho de que hay dinero, mucho dinerito que se mueve por la provincia fuera de los cauces bancarios.
Unido al hecho de que cuanto más utilicemos Internet, menos necesitaremos a personas como las que dicen que usar cartillas es un atraso.
Unido al hecho de que…espera…sigo.
La sensación que he tenido es que las oficinas en Albacete capital, no hablemos de los pueblos, son más que necesarias. Y necesitan más trabajadores porque ir a hacer un ingreso (que sí, que se puede hacer por Internet) y soportar una cola de media hora o cuarenta y cinco minutos, da una imagen pésima de esta entidad de renombre. Esto en una oficina con bastantes trabajadores, no hablo ya de estas oficinas desoladas con muchas mesas y poca gente.
Son muchas las personas que no disponen de Internet por más teléfono móvil que tengan, son muchas las personas que desconocen el funcionamiento de la banca online y muchas más las que desconfían de que sus trámites los efectúe la máquina. Más si tenemos en cuenta que la atención telefónica al cliente es uno de los servicios que más reclamaciones recibe, prueba de que no funciona con eficiencia.
Somos más de ver la cara a quien nos atiende, de confiar en la persona al otro lado de la ventanilla (aunque ya no hay ventanilla); pero al parecer este comportamiento tiene las horas contadas. La cuestión es si lo exige la sociedad o lo imponen las grandes multinacionales que son las entidades bancarias. Me explico: si eliminan EVO Banco de la calle Simón Abril de Albacete y te dicen que ahora tus ahorros, hipoteca y dinero se encuentran en Internet o en la memoria interna de un teléfono, ¿es necesidad de los usuarios o porque lo impone la política del grupo bancario? ¿Es beneficio para el cliente o para la propia empresa?
El mismo trabajador que ve con mala cara llevar en el bolso una cartilla del banco de apenas cinco hojas, no duda en imprimir varios contratos de 6 folios cada uno, para firmarlos y archivarlos…más los folios que ofrece al cliente. Es el mismo trabajador que, cuando le presenten un injusto expediente de regulación de empleo, irá a Comisiones Obreras a denunciar su despido, porque la frase «trabajar en un banco» ha dejado de ser un chollo.