El en pueblo conquense Torrejoncillo del Rey, se ha conseguido paralizar la explotación porcina

Las macrogranjas porcinas se expanden en Castilla-La Mancha

Ecologistas señala que desde la financiación a través de subvenciones, han proliferado las solicitudes de granjas, solo en la provincia de Cuenca se han pasado de pedir 3 a 31 solicitudes al año.

Ana Jiménez Herreros

La Plataforma ciudadana “Stop macrogranjas, pueblo vivos” ha nacido para canalizar y coordinar las movilizaciones, recogidas de firmas, alegaciones y rechazo social de los vecinos y vecinas afectados por la expansión de las grandes instalaciones industriales porcinas en la provincia. La Plataforma de ámbito provincial ha empezado a presentar alegaciones para paralizar dichos proyectos, actualmente la forman Ecologistas en Acción de Cuenca y afectados de Priego, Cañete, Fuentes y Torrejoncillo del Rey. Desde Ecologistas en Acción afirman estar en contacto con asociaciones y plataformas de otras provincias manchegas afectadas.
El Consejero delegado de la empresa Incarlopsa (que abastece entre otras empresas a Mercadona), que ya cuenta con uno de los mataderos más grandes de España, situado en la provincia de Cuenca, realizó unas declaraciones donde explicaba que debido a la gran demanda que tiene la cárnica se necesitarán entre un millón y un millón y medio de cerdos situados en granjas alrededor del matadero de Tarancón. Según afirma Ecologistas en Acción de Cuenca, haciendo un cálculo aproximado basado en ese millón y medio que el Consejero delegado de Incarlopsa quiere y poniendo de media 5000 cerdos por granja, tendrían que construirse entre 15 y 20 granjas de madre y otras 200 de cebo solo a 100 kilómetros a la redonda de Tarancón.
El en pueblo conquense Torrejoncillo del Rey, se ha conseguido paralizar la explotación porcina que incluía una balsa con capacidad para tres millones de litros de purines a poco más de 200 metros de la antigua mina romana Lapis Specularis, en pleno proceso de recuperación. Según Ecologistas en Acción Cuenca esta granja chocaba frontalmente con un recurso turístico, sostenible y con puestos de trabajo que podrían verse afectados.
Uno de los temas que más preocupan es la contaminación del agua por nitratos, los malos olores que generan los purines y “la priorización de los intereses de grandes empresas por encima del interés público”. Daniel, de Ecologistas en Acción Cuenca recalca como “hace años, con las subvenciones a las energías renovables había plantas que transformaban los purines en energía pero al quitar dichas subvenciones, no queda otra que extender los purines en los cultivos. El problema viene cuando la superficie agrícola no es suficiente para la cantidad de purín que produce la explotación. Aunque pueda ser un abono, en ciertas cantidades se convierte en un residuo contaminante, de hecho, todo lo que no absorbe el cultivo termina contaminando las aguas subterráneas y pudiendo llegar a la situación de los acuíferos catalanes, con un 41% de sus acuíferos contaminados por nitratos procedentes en un 87% de sus explotaciones porcinas”.
Ecologistas señala que desde la financiación a través de subvenciones, han proliferado las solicitudes de granjas, solo en la provincia de Cuenca se han pasado de pedir 3 a 31 solicitudes al año. Añaden que desde la Junta debería financiarse una ganadería más sostenible, que cree empleo pero que también cuide el entorno, que no se dañe la ganadería extensiva cuyos animales desbrozan, ayudar a prevenir incendios y en definitiva, pensando también en los animales, que tienen otra calidad de vida que los criados entre las paredes de una nave.