Lo que tenemos que contar

De lo que podemos hablar

Albacete Cuenta

¿Por dónde y cómo retomar nuestra actividad? Lo que sigue intenta ser una manera de aproximación a nuestra voluntad, a nuestro deseo, de las cosas que se pudieran hacer y fueran razonablemente practicables, realizables a determinado nivel, aunque no fuera aquel con el que nos gusta soñar y en el que se define nuestra vocación, nuestra forma de querer hacer Periodismo.

¿De qué podemos hablar, qué podemos hacer, de qué forma hay que vivir, habría que vivir? Son las preguntas de siempre, de Kant, de Lenin, también de Derrida, sobre todo, ya de Platón (Gorgias, 500b). Aunque ahora no nos las preguntamos, no podemos hacerlo, de una forma tan general, tan abstracta, dando por supuesto ingenuamente que pudieran tener sentido esa clase de preguntas. E incluso, aún sin tenerlo como conocimiento, como plan de vida, aunque sólo aludieran difusamente a una forma de estar en el mundo, de instalarnos en él, no se puede estar seguro de la forma y del contenido de la clase de respuestas que pudieran resultar pertinentes, practicables, útiles. Claro que no.

Lo que pasa es que desde hace algún tiempo nos hacemos estas preguntas de una forma más concreta. Sería en relación de lo que debiera ser, de lo que nos gustaría que fuera, o de lo que podríamos hacer, con y en este medio de comunicación, en este periódico, en Albacete Cuenta. Entre algunos de los anteriores participantes y, ahora más disponibles, desde hace ya, nos planteamos esas preguntas. Y no tanto como una actividad de tipo casual, general, descomprometida, desmotivada de manera concreta, sino en relación con la anterior actividad del periódico en la que se quería desplegar un periodismo: original, joven, arriesgado, sensible, atento a las múltiples realidades, tan enmarañadas y tan complejas, es decir, un periodismo delicado, profundo y vivo.

En primer lugar, nos gustaría que Albacete Cuenta, AC, fuera un dispositivo de colaboración, una aventura común y de lo común. Lo cual no es una novedad, abundan los ejemplos. Es como si todos los condicionantes socioeconómicos, de relaciones laborales, de complejidad de la realidad a la que se tiene que atender, conllevara esa condición y, además, fuera la única que nos permitiera tener la esperanza de estar a la altura que exigen las situaciones en las que nos toca vivir. Lo tal vez paradójico sea que no se conocen, o mejor, no conocemos, en Castilla-La Mancha, o por lo menos en Albacete, iniciativas que respondan a esa necesidad a la que desde este medio intentaremos responder.

Y ese dispositivo de colaboración se tiene que suponer muy amplio y afectar o implicar a los redactores, organizadores del soporte digital, Administración, posibles anunciantes, lectores, personas o instituciones activas en la cultura, la economía, la sociedad, etc. Así, la cooperación en su multiplicidad no tendría que ser sólo una característica de los equipos de redacción que intentaran atender a las necesidades de los posibles usuarios o lectores, sino que, como un ejemplo, esperaríamos también de éstos, de su invención cotidiana, ese mismo espíritu de cooperación, para poder así realizar mejor el trabajo de periodismo que las actuales circunstancias hacen necesario. Y de esa misma manera en los otros aspectos distintos.

En segundo lugar, esperamos que AC se convierta en un verdadero instrumento de conocimiento de nuestro entorno social general. Como si en la actividad de AC, en general y en cada aspecto concreto que se pueda plantear, pudiera enfocarse como un experimento científico. No se trataría sólo de ir describiendo, poniendo nombre, interpretando los diversos fenómenos que vayan acaeciendo, sino también que, al tematizar la relación entre determinadas series de fenómenos, al sugerir conexiones, nuevas iniciativas, aspectos novedosos o insospechados para nosotros, aunque no en otros contextos o realidades, se obliga a nuestro entorno a manifestar otros aspectos o realidades, así como en los experimentos de Galileo, tan sencillos ahora, pero inaugurales de manera genial para la Ciencia Moderna, mostraron aspectos reveladores constituyentes también de esa realidad física, que luego se utilizaban de forma tan fecunda en las aplicaciones que resultaban de interés en la práctica. Por ejemplo, una descripción del uso real de las bicicletas en Albacete y de las opiniones de los usuarios puede obligar al servicio y a los usuarios a determinados cambios que pueden mejorar su uso y a revelar dimensiones de la accesibilidad urbana y de la sostenibilidad que serían impensables sin esa intervención descriptiva. Lo mismo que reflejar, en un estudio, los tipos de vivienda que en el mercado de alquiler pueden ser difíciles de encontrar, lo que puede sugerir diversas iniciativas para solucionar determinadas carencias. Los ejemplos se pueden fácilmente multiplicar, incluso en aspectos con un elevado nivel de complejidad para tratar aquí.

Y, en tercer lugar, entenderíamos AC como una forma de práctica social, cultural, económica y política, que habría que inventar y  desarrollar y precisar muy prolijamente, pero que de alguna forma se puede ilustrar superficialmente para que se pueda entender. Igual que algunas personas procesan alimentos, o construyen viviendas, o curan enfermedades, o enseñan a los jóvenes, etc., la actividad periodística es un tipo de práctica social tan necesaria como muchas otras y que conforma un tipo de sociedad de determinadas características que ha tenido un desarrollo en la historia que se puede especificar. Tiene que ver con todos los aspectos de la sociedad, tal como la entendemos ahora y, especialmente, con el mundo de la cultura de la que es su propio medio.

Específicamente un medio de comunicación también es una práctica económica. Es una dedicación profesional que permite a redactores, publicistas, administrativos, administradores del soporte, diseñadores, agentes comerciales, etc., desarrollar carreras personales y constituir entre todos una práctica empresarial sostenible.

Y también es una práctica política. Sobre todo, es una reacción y una rebeldía frente al conocido fenómeno de la concentración mundial de la propiedad de los medios de comunicación, que tiene el riesgo, si no la función, de promover eso que se llamaba la unidimensionalidad de la experiencia humana. Tematizar el carácter patriarcal o colonialista de la organización social, de las limitaciones del orden democrático, de las tendencias a la desigualdad y la exclusión de alguna forma de entender la actividad económica, de las discriminaciones por las diferencias de valores morales, de la procedencia étnica, o de las orientaciones de la sexualidad, etc.

Éste podría ser un planteamiento general de las actividades a las que nos gustaría dedicarnos y dedicar el periódico digital AC. Y al que invitamos a todo el que esté interesado. No sólo para participar en este planteamiento inicial, sino para corregirlo o completarlo en todos los aspectos imaginables a los que se quiera aludir. Y en el que nunca estarán cerradas las puertas a quien quiera participar en el trabajo común, o que quiera reorientar la actividad con vistas a que AC pueda constituirse y ser una experiencia y una práctica enriquecedora de los participantes y del entorno social en el que perviva y se desarrolle.

 

 

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