A través de las novelas de Philip Roth y Chaves Nogales

Riesgos de la equidistancia para explicar el auge del fascismo

Nuestro país está en paz / nuestra gente trabaja / nuestros hijos van a la escuela

Albacete Cuenta

Una de las cosas que he hecho estos días ha sido terminar el libro La Agonía de Francia, de Manuel Chaves Nogales y, a la vez, ver la miniserie La Conjura contra América, basada en la novela de Philip Roth estrenado por HBO, por David Simon y Ed Burns.

En ambas obras, observo un paralelismo en la equidistancia de ambos países para explicar el auge del fascismo, en una versión muy diferente de la Historia que conocemos de la II Guerra Mundial. Por un lado, el libro explica las razones que llevaron a Francia, en muchos casos, a sucumbir ante el fascismo y, por otro, la serie muestra una historia alternativa de la posición de EEUU en la II Guerra Mundial, a través de la ficción pero con cierto paralelismo al actual racismo de Trump y que permite explicar algunos comportamientos.

En la serie de HBO, a través de un género literario como es la ucronía, es decir, aquello que puedo pasar pero no pasó, vemos un universo alternativo, donde el antisemita y prohitleriano, Charles Lindbergh, candidato republicano gana las Elecciones de 1940 al demócrata Franklin D. Rooselvelt y, a partir de ahí, se desencadena una forma de gobierno de equidistancia respecto a la no intervención en la II Guerra Mundial y cierta connivencia con Hitler.

Dice el presidente estadounidense en ese contexto histórico ficticio de la serie.

Nuestro país está en paz / nuestra gente trabaja / nuestros hijos van a la escuela. Estoy aquí para hacer que las cosas sigan así.

En la novela sobre Francia, cuenta Chaves Nogales

Durante nueve meses toda la campaña desmoralizadora hecha por Alemania sobre el ejército francés se ha basado en esta afirmación:

«Estáis haciendo una guerra superflua que no habéis querido nunca ni teneníais necesidad de hacer / sólo porque los ingleses, para defender su imperio / os han arrastrado a ella«. Este era todo el maquiavelismo del doctor Goebbels.

Los países que han sido durante casi dos siglos faros de la democracia, resulta que permitieron situaciones en las que se pusieron en manos del nazismo.

«Las masas modernas lo soportan todo menos la incomodidad material, física. Este fenómeno… puede suceder cuando una sociedad llega a sentirse demasiado complaciente con sus propias desigualdades sociales, y sobre lo fácil que nos resulta elevar muros y señalar chivos expiatorios cuando nuestro statu quo se ve amenazada».

En ambos países percibimos el silencio de los poderosos.

Chaves Nogales, Sevilla,1897 – Londres, 1944

Volviendo al autor de la novela, Manuel Chaves Nogales, periodista republicano que murió en el exilio, precisamente por el alzamiento militar y la dictadura de la que él mismo fue víctima. Ahora utilizan sus textos, precisamente, por ser independiente. Recorrió Europa y entrevistó a Goebbles y le llamó «ridículo», lo que el autor trataba de explicarnos es que los peligrosos son los que le tienen menos miedo a una dictadura arbitrárea que a perder sus privilegios.

En el premiado documental, ‘El hombre que estaba allí’, vemos una figura clave que siempre estuvo donde estaba la noticia, en la España de la República y de la Guerra Civil, en la Rusia bolchevique, en la Francia equidistante, en la Italia fascista, la Alemania nazi; pero sobre todo en el exilio, tanto físico como intelectual.

Cuenta el documental que se dio cuenta de la importancia que iba a tener la aviación en el desarrollo de Europa y como herramienta de trabajo para los periodistas. Por eso, fue el primero en apuntarse y viajó por toda Europa y otros continentes como África. Sus principales armas fueron la máquina de escribir y el avión”

Philip Roth vivió su infancia con estos recuerdos, Nueva Jersey, 1933 – Nueva York, 2018

Lindbergh, en realidad nunca se postuló como candidato Republicano y, por tanto, no ganó las elecciones pero sí fue encumbrado como héroe debido a sus habilidades como aviador. Cuentan las crónicas, como el 21 de mayo de 1927, el piloto norteamericano Charles Lindbergh, de 25 años de edad, hacía descender su avión, el Spirit of St. Louis, en el aeropuerto de Le Bourget, cerca de París. Fue el primero en cruzar en solitario el Atlántico y las masas de franceses arremolinados le arrancaron prácticamente la ropa a tiras para tener un souvenir suyo, y el mismo avión fue casi despedazado por las hordas que celebraban su éxito. Años después y después de ser considerado héroe pasó a ser repudiado como nazi.

Por tanto, lo que el autor nos plantea es, ¿qué habría pasado si el famoso aviador Lindbergh se hubiese metido en política y en 1940 se hubiera presentado como candidato republicano a presidente de Estados Unidos? A pesar de la ficción, en la novela de Roth hay mucha verdad autobiográfica. De hecho, nos lleva a su ciudad natal con una importante comunidad judía, lo que le permite explicar muchos comportamientos, mezclando realidad y ficción.

Pero lo que más me ha gustado es el homenaje a la radio. Ese poderoso medio de comunicación en los años 40, durante su Era Dorada. A través de la radio se cuenta la historia que escuchaban las familias sobre todo por la noche, después de trabajar.

 

 

 

 

Agonía Francia, Chaves Nogales, Conjura América, Equidistancia, fascismo