Vestigios en nuestros pueblos (parte 2)

Hoy daremos un pequeño repaso a los deportes, juegos y también a la indumentaria

Javier Carmona

Hoy daremos un pequeño repaso a los deportes, juegos y también a la indumentaria.

Fútbol

El deporte de antes era jugar el fútbol, ir a jugar al frontón o ir en bicicleta.

Las porterías del campo de fútbol consistían en tres palos de madera, o dos piedras en el suelo para partidos improvisados, puestos en medio de las eras o del ejido. Los partidos solían ser en las fiestas y de rivalidad “a tope” con los del pueblo de al lado.

Juego-pelota

En el frontón nuestros padres jugaron a la pelota a mano, con esparadrapo en las manos para que no se les abrieran con los golpes de la pelota. Nosotros llevábamos ya la raqueta para jugar al frontenis, a 21 puntos. Estaba la “falta” metálica y el rincón para hacer los trinquete, al terminar el partido había que ir a recoger las pelotas “colgadas”.

Bicicleta

Las bicicletas la usábamos a todas horas. Pesaban lo suyo y se pinchaban mucho, entonces había que sacar la cajita roja de parches “Navali” con la lija, la disolución y las llaves para desmontar la cubierta y sacar la cámara. Cuando encontrabas el pinchazo, pegabas el parche y volvías a montar la cubierta con cuidado de no darle un pellizco con las llaves, para luego hincharla y ponerla en la bici. A veces dejábamos las bicis cerca del río cuando íbamos a bañarnos y cuando volvíamos a por ellas estaban todas desinfladas por algún gracioso de otra pandilla.

Las carreras ciclistas eran de un pueblo a otro o haciendo un periplo. Entre el primer y el quinto clasificado podía haber más de una hora diferencia, nada que ver con las vueltas ciclistas de hoy en día, con solo unos segundos entre los primeros clasificados.

La tanguilla

Aunque no era un deporte, sí que se trataba de un juego divertido y de apuestas. Hablo de la tanguilla. Es un tubo de hierro donde se ponen las monedas encima. Desde una distancia de unos 10 – 11 metros se lanzan los tejos (dos discos de hierro) intentando darle a la tanguilla. Si le das y los tejos se quedan más cerca del dinero que la tanguilla se lo lleva el jugador y en caso contrario, se queda de bote para la próxima tirada. Lo normal era no darle. También se hacían apuestas por fuera: “cinco duros a que no”.

Vestimenta.

La boina negra con rabito y la chaqueta, con coderas, era muy habitual en los hombres mayores y el vestido negro y el moño o pañuelo a la cabeza entre las mujeres. Si se quedaban viudas ya no se quitaban el luto negro hasta que se morían, si acaso, cabía una blusa gris de “alivio luto” al pasar el tiempo. Se casaban de negro, de madrugada, si algún familiar había fallecido, pero ¡ojo! una vez pasado un año de luto, menudo suplicio.

Las niñas faldita y pelo largo y los niños pantalón corto y pelo cortito. Los calcetines bien subidos. En invierno para poder ir a la escuela en los pueblos de la sierra había que abrir pasadizos en la nieve acumulada en las calles. Por el contrario, ahora con el cambio climático, cuando nieva es noticia.

En verano, para ir al río a bañarnos nos poníamos nuestras “cangrejeras” y llevábamos toallas de propaganda, de las malas, y bolsas de pipas para pasar la tarde ligando y charlando entre baño y baño…