Para esta publicación, y después de prácticamente tres años de una casi completa inactividad, el día 14 celebramos el ritual de la típica comida de empresa, a caballo entre la reunión de amigos y la mesa de redacción. Ya se sabe, se habla de todo. De la salud, de los temas personales, etc. Y, claro, del Gobierno, que nosotros nunca dejamos para el próximo programa, para la semana que viene. En el tema que más nos detuvimos, y en el que las posiciones estuvieron más enfrentadas, fue en el efecto que podrían tener en las próximas elecciones locales y autonómicas los acontecimientos, las discusiones y las normas legislativas que se están desarrollando en el Congreso de los Diputados. Es innegable que todo está relacionado y tiene influencia, pero el tema de la discusión era el de si esa incidencia pudiera ser decisiva en los resultados electorales.
Para alguno de nosotros, al estar queriendo hacer algunos partidos, con determinado apoyo de los medios de comunicación, el tema central de la campaña los temas discutidos en el órgano legislativo del Estado, este enfoque ganaba una importancia decisiva. En cambio otros, los más mayorcitos, recordaban aquello que se decía antes, aquel otro tópico, de que en las elecciones locales, por la mayor proximidad, tenían una importancia más acusada las personas, los candidatos, y menos las siglas o las consideraciones más lejanas y abstractas. Más susceptibles de estar articuladas en términos singularizados de manera dirigista.
Claro que si un alcalde no tiene confianza en su propia convicción de haber mostrado esfuerzo y entereza, y de haber obtenido unos resultados aceptables, no le queda más remedio que recurrir a las ideas abstractas, los grandes conceptos y los argumentos de bulto, faltos de finura que, en efecto, no hacen funcionar mejor los servicios municipales, ni dotan de oferta de puestos escolares las zonas rurales, ni mejoran las prestaciones sociales en general ni, por supuesto, el sistema sanitario, en caso de que no lo quieran seguir privatizando. Una actitud así para un gobernante puede ser interpretada como un momento de debilidad en el desempeño de su gestión. Pero también para un grupo opositor es un síntoma de debilidad. Como si se sintieran incapaces no solamente de mejorar las actuaciones de los actuales gobernantes, sino también de concebir un plan apropiado y presentable para el desarrollo de las competencias de las instituciones a cuya función de gobierno se presentan en las elecciones.
Bueno, pues en estas estábamos cuando recibimos una invitación como otro medio de comunicación más para asistir a la comida de Navidad de la Agrupación Provincial del PSOE para este sábado 17 de diciembre, en el Hotel Beatriz. Comenzamos a mirar para todos los sitios, pero a todos nos movía la curiosidad por intentar determinar cuál era la actitud predominante que se podía conjeturar de los discursos y, mejor aún, de las actitudes corporales y de las disposiciones comunicativas y anímicas de los asistentes y, en especial, de los dirigentes más notables, los que en el fondo conforman y gestionan las actitudes visibles del partido. Así que, enseguida aceptamos la invitación recibida, también con el convencimiento de la necesidad de ir palpando el pulso de la realidad, dados nuestros deseos de retomar otra vez la actividad, después de tantos meses de práctica inactividad casi completa, más allá de la reflexión, pandemia de por medio.
Y la asistencia a la reunión nos ha servido para comprobar tanto en el ambiente, en los comentarios de los corros -en, y con-, los que pudimos departir, y en los discursos de los responsables Emilio Sáez, Blanca Fernández y Santiago Cabañero, que dirigieron a los asistentes la palabra, de la forma protocolaria acostumbrada. Es decir, que el sentir general es el de estar muy satisfechos con la labor realizada y la expresión de su voluntad de proyectar una campaña electoral desde el 6 de enero (Emilio Sáez dixit), centrada en los problemas reales de la gente (Blanca Fernández), estando orgullosos de la labor realizada en la mejora de las condiciones laborales, de las pensiones, de la reapertura de escuelas rurales, de inversión en la educación y en la sanidad públicas, del socialismo humanista que decía la portavoz, sin importar tanto las banderas, o las fronteras, como la última persona de cualquier país del mundo (Santiago Cabañero).
En los discursos de la comida de Navidad del PSOE de la provincia de Albacete se ha puesto de manifiesto una inequívoca voluntad de plantear las próximas Elecciones Municipales y Autonómicas del 28 de mayo, de determinada manera, con la que los dirigentes exhortaron a los asistentes, partiendo del convencimiento de que es un camino razonable con el que podrían alcanzar la victoria en los próximos comicios.