[…] en su consideración de la clase media como forma hegemónica […], I. Wallerstein hacía descansar el protagonismo de la ideología del progreso y la meritocracia que inspira la cultura del capitalismo histórico. (El efecto clase media. Emmanuel Rodríguez López. Traficantes de sueños. 2022. Pág. 395).
Como una iniciativa loable e imprescindible, desde el punto de vista de una determinada práctica política en relación con la actualidad, del grupo MAC Albacete (Municipalismo, Autogobierno y Contrapoder), se presentó ayer en la Librería Popular el libro El efecto clase media. Crítica y crisis de la paz social de Emmanuel Rodríguez López, ed. Traficantes de sueños (2022).
Es un libro que tiene mucho interés. Analiza la formación y la evolución, entendidas como problema, de las estructuras de la clase media en España desde, aproximadamente, el Plan de Estabilización de 1959 hasta la actualidad. La obra es el resultado de un ambicioso proyecto de investigación iniciado en el año 2011 en el entorno del ya desaparecido Observatorio Metropolitano de Madrid.
En primer lugar describe y analiza la constitución de la estructura sociopolítica de las clases medias en España en dos fases diferenciadas: la fase desarrollista (1959-1973), y la fase neoliberal (1986-2007), dentro de cada periodo con distintos ciclos y ritmos diversos.
En segundo lugar, analiza el desarrollo de esa estructura peculiar de las clases medias separadamente con relación a cinco determinados procesos estrechamente articulados entre sí: el desarrollo del sistema escolar, el crecimiento de los índices de propiedad de la vivienda, la ampliación del Estado del Bienestar, la evolución de la estructura familiar, y los impulsos modernizadores de las concepciones políticas, los hábitos culturales y el consumo.
La tercera parte del libro describe la crisis (2008) y el proceso de recomposición, o tal vez de ruptura (2013-2019), de la nuevas figuras de la clase media.
Y la cuarta parte está dedicada a la descripción y el estudio de las políticas de la clase media, especialmente en dos momentos determinados: una explicación de la Transición, de la dictadura a la democracia, y una interpretación de la crisis de la clase media que va desde el 15M al cambio político generacional en el que se configura y se desarrolla Podemos.
En general, la aportación de aspectos específicos, de datos socioeconómicos, de elementos de juicio, de consideraciones, en el desarrollo del libro es oportuna, adecuada, amplia y muy sistematizada. Nos permite hacernos una idea cabal de cómo pudieron ir en realidad las cosas, y, además, casi siempre coincide con el recuerdo difuso de la experiencia vivida. Pero los momentos más fecundos se producen cuando uno se descubre a sí mismo como portador inconsciente de un sesgo ideológico, de un saber que no tiene conciencia de su propia dependencia, relativo al lugar que ocupa en la estructura social. Por ejemplo, como desprovisto, o poseedor en otros casos, de un determinado nivel de capital cultural.
Tal vez, en el fondo, lo más sugerente y notable, desde el ámbito de la práctica política, sea la dimensión de problematicidad asociada a las categorías y conceptos sobre los que se construyen el desarrollo y las explicaciones del libro. Es decir, la dificultad de cómo se afronta aquí, en estas explicaciones, el viejo problema de la posibilidad de aplicar la categoría al fenómeno. O, en concreto, de si es apropiado y fecundo el concepto de clase media para aclarar, para aproximarnos, aquí y ahora, a los fenómenos que necesitamos esclarecer con relación a una práctica política que se nos presenta como acuciante.
Nuestro criterio sería que lo más fecundo es afrontar, no eludir, esa problematicidad y contar con ella. Por ejemplo, el concepto de clase media. Claro, esta categoría, más que concepto, tiene un perfil difuso, cambiante, poroso, pero son estas características las que pueden permitir el juego interpretativo. Y también la tarea de resignificación de la constelación de categorías relacionadas, al considerar que esa indefinición cambiante y heterogénea nunca ha estado ausente de otras categorías sociológico-políticas como clase obrera, proletariado, etc.
Una problematicidad distinta aparece cuando nos preguntamos por el tipo de lector adecuado al libro, o por el tipo de lector que tuviera en mente el autor al ir escribiéndolo. A primera vista, por las referencias, por el enfoque, parece un libro académico, de Sociología, enfocado a un determinado fenómeno de historia política. Aspira a una cierta objetividad, imposible como elemento característico de “efecto clase media” aparecido en el supuesto fundacional de esta no-clase social, a saber, la negación de la sociedad como dividida entre ricos y pobres, privilegiados y marginados, burgueses y proletarios. Estas condiciones dan determinado juego de interés, pero a veces son limitadoras, o susceptibles de usos heterogéneos; por ejemplo, cuando descarta, pág. 229, tomar en demasiada consideración la crítica de la Cultura de la Transición, como “crítica cultural” […] que conserva el mismo esquema “progresista” característico del horizonte político de las clases medias, como si el resto del libro estuviera ajeno a esa condición. Paradojas de la investigación sociológica con las que virtuosamente, pág. 340, el autor y el libro cuentan y tienen presentes.
Aunque coherentemente no considera o elude lo “plebeyo”, el gesto irreverente que descubre en las capacidades comunes una igualdad bloqueada, una aptitud para encontrar sentido en lo contingente, y un entender la comunidad política como apartada de dominación, en el prólogo del libro se alude a una amplia comunidad de reflexión que puede servir de modelo a las actividades de los grupos de trabajo de MAC Albacete en su querencia por el hambre de reflexión y el análisis compartido (pág. 348), para prácticas políticas que se desarrollan a partir de la discusión desde abajo, a veces también elemento de la tradición obrera.
Un libro sugerente que por sus contenidos, su clara exposición y nuestro sentirnos interpelados por los acontecimientos a los que se refiere, se lee con facilidad y mucha fluidez. No nos deja abandonar su lectura.