Donald Trump ha vuelto a ganar las elecciones en EEUU y ha aumentado en votos de: mujeres, latinos y clases más bajas. Sobre todo hay a quien todavía le sorprende que ha multiplicado su apoyo femenino. Y no se da cuenta de que, casualmente, también ha subido su apoyo en las zonas rurales, donde ha conseguido 27 puntos sobre Kamala Harris. También gana en la periferia de las ciudades, donde se asienta la clase obrera trabajadora estadounidense.
Las mujeres rurales son las grandes olvidadas en el diseño de las políticas, estrategias y campañas de los partidos políticos. Pasa también en España. La gran remontada de los republicanos pone de manifiesto que las mujeres no se han movilizado masivamente con Kamala, como parecía. De alguna manera, insultadas por el Partido Demócrata que pone de ejemplos a Taylor Swiff, Ophra Winfrey y otras celebridades millonarias, mientras ellas intentan romper techos de cristal en su día a día, para transformar positivamente a quienes las rodean, desde sus hijos y sus familias hasta sus comunidades.
Bernie Sanders ha dicho:
No debería sorprendernos demasiado que un partido que ha abandonado a la clase trabajadora descubra que la clase trabajadora le ha abandonado a él. El pueblo estadounidense tiene razón.
El pueblo siempre tiene razón. El descontento de la clase trabajadora con el partido que ha considerado de las élites ha hablado. «Mientras la dirección demócrata defiende su statu quo (en España diríamos, sus sillones), el pueblo estadounidense está enojado y quiere un cambio».
Las claves las tenía J. D. Vance antes de ser el número de 2 de Donald Trump, cuando escribió Hillbilly: una elegía rural, que Netflix ha llevado a las pantalla, con la excelente interpretación de Glenn Close y Amy Adams, como mujeres rurales.
En este libro autobiográfico se identifica muy bien con los millones de americanos blancos de clase trabajadora de origen rural. Con un intenso sentido de la lealtad y abnegada dedicación a la familia y al país. Y donde sus vidas sociales permanecen invariables. Pero también donde la escasa movilidad social ha dado paso a la pobreza.
Gente pesimista, hombres que sufren una peculiar crisis de masculinidad (como los incómodos conocidos de 40-50 años del presidente Pedro Sánchez). A la gente de los pueblos no les está yendo muy bien. «La verdad es dura y las verdades más duras son las que deben decirse a sí mismos».
Y pone de ejemplo escuelas (parecidas a nuestros Colegios Rurales Agrupados, CRA) «con una sola aula en la que estudian alumnos de todas las edades, no alimentan los grandes sueños». Ninguno de los que pagan. La clase trabajadora no puede ni soñar.
Y así ha llegado Trump a la Casa Blanca. Puesta en escena de victoria en la que no faltan las banderas, la familia, las plumas y el brillo. Vuelve el lujo no silencioso.
Lo que no ha sido silencioso es el ensordecedor mensaje de las mujeres rurales que han dado su apoyo al 47 Presidente de los EEUU de América.
Y el discurso contra la inmigración de Trump desde el primer día, con anuncio de una «Edad de Oro» para EEUU.
A tener en cuenta por los más sorprendidos con los resultados y por si vinieran los mismos vientos en España. Recordemos una de las lecciones de la Opinión Pública:
Noelle-Neumann es la creadora del concepto de ‘la espiral del silencio’ que sugiere que los seres humanos tenemos un comportamiento instintivo de supervivencia por el cual testeamos cuáles son las opiniones de los demás y que si nuestra opinión no coincide con la de los que nos rodean, tendemos a silenciarla.