Lo que voy a escribir no es una crítica teatral ni tampoco un artículo para mostrar erudición. Mucho menos un texto sacado de ChatGPT o cualquier otra inteligencia artificial que, con todos mis respetos, nunca tendrá alma, ni será imperfecta como yo. Por tanto, doy lo mismo que busco.
Recientemente he tenido la oportunidad de ver la primera obra de teatro de Luis Martín-Santos (1924-1964) en el Teatro Español de Madrid. Al menos, la primera que se ha representado para el público, gracias a que sus hijos la encontraron -entre otras inéditas- durante la pandemia y el confinamiento en su casa. Me parece mágico que sus temas estén aquí hoy sobre la mesa. Un drama familiar, la burguesía, el poder, el patriarcado y sus deseos… porque los de las mujeres no cuentan.
Y es que cuando me obsesiono con algún algún escritor o escritora, no puedo parar de conocer más de lo que hacía. Lo primero que me ha sorprendido de ‘Viaje hasta el límite’ es la comprensión que tenía Martín-Santos del pensamiento de las mujeres.
A pesar de la diferencia de clase social entre las mujeres de ‘Tiempo de silencio’, de las chabolas y las de ‘Viaje hasta el límite’, Gloria es la demostración de que son los únicos personajes en los que se sigue albergando la esperanza. Son las únicas en las que caben los sueños y a la vez el pragmatismo de la vida. La actriz, Lara Grube es hipnótica en la interpretación del papel de Gloria, la esposa.
En este caso, la protagonista no es respetada, a pesar de su nueva vida burguesa. Su marido, Pedro desconfía de ella: «¿Me quieres?» «¿Con quién has estado?» Se debate entre la rabia y la desesperación de no poder levantarse de la silla de ruedas. Ella, le pide que le hable como cuando la conquistó, consciente de que a él solo le atraía un deseo carnal. Por lo que no hace falta leer entre líneas para plantearse quién engañó a quién. Y así se lo plantea ella.
«Yo quería vivir. No arrastrarme diez horas cada día, detrás del mostrador». «Vivir es quemarse». Es una expresión de Luis Martín-Santos que aparece en el discurso de Gloria.
Desconfianza, deseo, dinero y poder VS sueños, amor, activismo y esperanza
Pedro, fruto de la desconfianza, no es capaz de disfrutar ni disimular un instante con ella, solo pensando que lo dejará.»¿Qué hombre no ha pensado ante quien ama, a quien heroicamente ama? Me conviene» (…) «Esa verdad, ¿no excluye el amor?», reconoce Pedro.
La vida
La obra es puro existencialismo. Se nota la influencia de Shakespeare y del teatro francés con el que había tenido contacto el autor. El egoísmo de los miembros de la familia y el interés por el dinero del padre que parece que es lo único que mueve a los personajes masculinos. No a Gloria. A ella lo que le mueve es en ansia de libertad y asume que nunca será libre del todo.
Al final, el espectador comprobará si Gloria se va a vivir otra historia de amor o si se queda con su tristeza que disimulará con una sonrisa cada vez que le hable a su marido el resto de su vida. Es decir, si sale al mundo exterior, desconocido o se queda a vivir en ese mundo íntimo, enrarecido pero que permitirá que todo siga como está.
Vayan a verla. Una obra hasta ahora inaccesible. Esta joya teatral está a la altura de la revolucionaria novela ‘Tiempo de silencio’, una de las mejores del siglo XX. Y es que en las situaciones cotidianas son vitales los diálogos y qué es si no el teatro. Es una oportunidad para disfrutar de las reflexiones y preocupaciones de Luis Martín-Santos. Un drama que ya se vislumbra en la crítica de la burguesía que describe el autor. Donde los impulsos de los miembros de la familia, que vive al margen de la sociedad y en el fondo sin libertad, se manifiestan con crudeza.
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