Como viene sucediendo estos últimos años, en la provincia de Albacete se están recogiendo las mieles del trabajo bien hecho en baloncesto, en categorías inferiores (niños y adolescentes que dedican horas de trabajo, y horas de sueños a practicar deporte) en varias poblaciones, como la capital, La Roda, Almansa, Tobarra o Villarrobledo.
El esfuerzo es mayúsculo en una época donde los clubes del deporte mayoritario pasan penurias por sobrevivir; y los clubes de baloncesto de élite llegan raspados a fin de mes, o desaparecen, como el vecino Lucentum de Alicante.
Cuando desaparece un club no desaparecen doce jugadores sin salario o con salarios de 500 euros y un entrenador con cara de adolescente: se esfuman las posibilidades de los chicos y chicas de practicar un deporte, porque sin estos clubes los chavales no podrían practicar baloncesto, así de sencillo y así de duro. En Villarrobledo hablamos de casi 150 chicos y chicas practicando este deporte.
Los clubes sobreviven de ilusión y malviven con las aportaciones de contadas empresas que sacrifican parte de su presupuesto anual haciendo gala de una responsabilidad social que pocas tienen. Gracias a ese esfuerzo económico se pueden ver pabellones de deporte llenos, miles de almas enamoradas de su deporte favorito a lo largo de la semana y chicos y chicas que sueñan con tener un hueco en el equipo de referencia de su ciudad. Los mismos chicos que madrugan un sábado de invierno para desplazarse por la provincia y no paran de sonreír, sea cual sea el resultado. Sueñan. Juegan.
Un sueño que se consigue con esfuerzo, sacrificio, horas y dinero.
Lo saben en el Tudespensa.com Agrícola CBV Villarrobledo, como lo saben en el Albacete Basket.
Con un equipo de referencia se refuerza la ilusión de los niños. Con los gritos de los niños, los jugadores de EBA vuelan (aunque a veces se los coman en sus visitas a los centros escolares).
El CBV ascendió gracias a sus victorias de la temporada anterior. Otros clubes llegaron a EBA gracias a los méritos económicos, lo saben todos los equipos del Grupo B de la liga EBA. Por desgracia es un tema recurrente en el baloncesto regional.
Para la leyenda deportiva queda cómo un medalla de oro en Japón se puso en contacto con la Federación para interesarse por esa discriminación deportivo-financiera.
Pero estas son las cuestiones extradeportivas que no nos interesan. Nos interesa ver la ilusión que sábado a sábado, domingo a domingo, transmiten los jugadores de baloncesto a miles de aficionados a lo largo y ancho de la provincia. Un camino que no siempre es sencillo: fichas deportivas, alquileres de hogares para los deportistas, desplazamientos, hoteles, autobuses. Los presupuestos se disparan y la ilusión no puede con todo.
Desde el CBV insisten en que terminarán la temporada y mantendrán la categoría, pero sabemos que no han parado de buscar financiación puerta a puerta, empresa a empresa.
Las más han colaborado como han podido, alguna se comprometió y luego decidió echarse atrás, el compromiso con los niños, adolescentes y el pueblo no era suficiente. El mismo pueblo que les reporta beneficios millonarios.
Terminar la temporada y consolidar un proyecto de 150 niños y adolescentes en sus escuelas deportivas: este es el objetivo.
Terminar la temporada y mantener la categoría necesita muchas carreras, muchos contraataques y muchas canastas, siempre una más que el equipo contrario, sólo una más.
Pero, por más canastas que encesten, por mucho que se llene el pabellón con gargantas rugiendo emocionadas, el deporte necesita un último empujón, ese empujón que no tuvo el desaparecido Lucentum Alicante y otros tantos clubes deportivos.