El pasado martes asistí a una charla convocada por la Red feminista de Albacete. En esta charla, lejos de lo que puedan pensar muchos y muchas no se habló exclusivamente del aborto. El principal tema de esta mesa redonda fue el derecho a decidir, el derecho a ser libre.
A simple vista es algo muy fácil de entender, aunque puede que a alguna devota-devora biblias, aún cegada por la sobra del franquismo le cueste entender la palabra “igualdad” o sencillamente la palabra “libertad”.
La realidad es más que obvia, y es que no todo el mundo sufre de igual manera la crisis. La mayoría de los ciudadanos estamos abandonados a la suerte de un sector ultracatólico que participó en su día de dar legitimidad a un sistema que hoy les da luz verde para participar en un expolio común.
Por enésima vez en la historia, las mujeres nos convertimos en la población más vulnerable y una vez más nos arrebatan los derechos fundamentales básicos, esos que nunca nadie nos dio en bandeja.
Volviendo a la charla, que discurrió con total normalidad y en un ambiente distendido. Se trataron temas tan interesantes como el patriarcado, la caza de brujas que tuvo que soportar la mujer en la dictadura y muchas cosas más.
Hasta que llegó un intento de intento de boicot cuya responsable fue una señora de cuyo nombre no quiero saber, faltando el respeto a los ponentes y diciendo incoherencias.
Si no llega a ser porque llevaba las puntas bien marcadas, un bolso de marca y olor a Chanel, seguramente Cristina Cifuentes o algún tertuliano de Intereconomía se hubieran aventurado a afirmar que se trataba de un ‘escrache’ en toda regla. Aunque no, los que defendemos nuestros derechos en la calle, a pesar de la asfixiante presión policial, somos unos antisistemas, los de los ‘escraches’. Las señoras que usan Chanel,aunque boicoteen una charla, solo son personas de bien y con valores tradicionales.
Esta mujer de bien, de pelo y maquillaje perfecto y de valores tradicionales se hace llamar pro-vida. Y yo me río. Se esconden en el vil argumento de que el feminismo y las mujeres que estamos a favor del aborto estamos en contra de la vida.
Pues no señora de pelo perfecto y maquillaje perfecto y valores tradicionales. Yo, mujer, feminista, aparte de estar a favor de la vida, estoy a favor de la libertad. Es eso, simplemente. La vida digna, las opciones, la justicia, la igualdad.
Esta señora de pelo, maquillaje y perfume perfectos mostró una foto de un feto, creyendo (ilusa ella) que con eso iba a acallar nuestra voz, creyendo que con eso nos sentiríamos unas asesinas de no-natos.
Pues déjeme decirle señora de pelo perfecto que desde pequeña, solía leer tiras de Mafalda y tengo una imaginación muy intrépida y no puedo dejar de imaginarme a una mujer, ultra-católica, como lo es usted, dando a luz a un bebé con graves malformaciones, al que, por desgracia, los especialistas le den, entre agonía y sufrimiento, cortos años de vida. No puedo dejar de imaginar, también que esta mujer fuese extranjera y un día cualquiera vaya al médico a una revisión rutinaria y le comuniquen que ya no dispone de derecho sanitario… Y siguiendo con la misma fábula no puedo dejar de imaginarme que solo cuente con 400 euros de subsidio para criar a toda su familia y a su nuevo bebé.
Decirle también a la señora de pelo perfecto que por desgracia, pero también por suerte, guardo en mi memoria fotografías a mi paso por América Latina. Fotografías de niñas violadas y en muchas casos embarazadas, por sus propios abuelos, o por sus tíos,o por sus vecinos con el beneplácito del párroco de la iglesia católica, esa a la que usted pertenece. Fotos de niños y niñas mutilados debido a una guerrilla de bandas, fotos de niños bebiendo agua estancada de un charco, aprovechando una vaguada tropical. Fotos de niños desnutridos y ojos encuencados con poco más de tres kilos a pesar de que tenían ya 15 meses. Esas fotos sí son duras, señora de pelo pantene, una foto de un no-nato no lo es.
Aunque imagino señora, que usted no se estremecerá, ya que son fotos que suele ver a menudo en los telediarios, en la sobremesa de su casa, junto a su numerosa familia de pelo perfecto, después de haber rezado todos juntitos y cogiditos de la mano, dando gracias por los alimentos y enviando bendiciones a los más necesitados. Y yo me río.
Usted permanecerá ajena a todo, señora de pelo perfecto, porque no lo ha visto con sus propios ojos, pero yo sí. Y por eso no voy a consentir que un par de neo-catecúmenas o opusdeístas o lo que seáis, me digan que no estoy a favor de la vida. LA VIDA DIGNA.
Después de todo conozco a mucha gente como ustedes “pro-vida”. Y me río. Y sé que por mucho que recéis , tenéis el alma más vacía que el curriculum vitae de Ana Botella y los pensamientos más sucios que la contabilidad “B” del partido al que soléis votar.
“¡Las generaciones futuras os juzgarán!” Vociferó tu acompañante, que salió de la sala casi poseído por el mismísimo lucifer y gritando, gritando mucho. Pues, déjeme decirle, en relacion a la tremenda pataleta que ustedes montaron, una frase que ví escrita mientras caminaba por una comunidad afro-boliviana cerca de la Paz:
“¿Escucharon? Es el sonido de su mundo derrumbándose. Es el del nuestro resurgiendo.”
A las mujeres que lucharon, luchan y lucharán por la igualdad.