‘Patriota’, es aquel que constantemente asocia el hecho de sentirse más o menos español con el hecho de hacer un exhibicionismo casi patético de un trozo de tela de colores, es decir, su bandera. El ‘patriota’, no solo es que exalte dicha bandera, en cuanto la ocasión se lo permita, sino que también la plasma en su vestimenta, en su polo, en su camisa, en su cinturón…
El ‘patriota’ cree que Semana Santa también es una fecha optima para exaltar su bandera en el balcón de su casa (nunca entenderé esta extraña relación). Una patriota, exhibirá su ostentosa peineta en esta semana de culto católico, detrás del Cristo Yaciente, pensando que la altura de su peineta es directamente proporcional a su nivel de creencia.
El ‘patriota’, es aquel al que solo verás estrechar la mano con una persona de color en el momento en el que cierre un gran negocio o que el negro sea un futbolista famoso. El ‘patriota’, es el que habla de “invasión de nuestro país” refiriéndose a los que cruzan en pateras por el mar angosto, y que provienen del sur del Sáhara pero se olvidan de que ellos mismos han implantado sus propias empresas ahí mismo para abaratar costes y esclavizar personas, las mismas que cruzan en busca de una vida un poco menos injusta.
Al ‘patriota’ le escucharás decir “los moros invadieron nuestra península” pasando por alto que hace siglos, en nombre de la Corona de España y de la Santa Iglesia católica barrimos civilizaciones enteras allá en América Latina.
Un ‘patriota’ se enorgullecerá del flamenco como parte indivisible de los valores de la España cañí, y se olvida, una vez más, de que esta majestuosa mezcla de sonidos, patrimonio de la humanidad, tiene su origen en Arabia.
El ‘patriota’, te recomendará por activa y pasiva la importancia de hablar como segunda lengua Inglés “para ser más competentes” pero despreciará las lenguas co-oficiales de su mismo país.
El ‘patriota’, dirá: “¡cierren las fronteras por Ceuta y Melilla que vengan en pateras y salten la valla!” pero abrirá las puertas de par en par a los jeques árabes y capos de la mafia rusa que compran por cuatro duros nuestras costas y nuestros montes.
El ‘patriota’ venerará la figura del rey. Un rey elegido por un dictador. Aplaudirá lujosas cacerías por países de África y verá como hecho cómico las idas y venidas del monarca con sus “amigas especiales”. Muchos patriotas (no todos) defenderán la ostentosa vida de la Familia Real, poniendo como argumento que son la máxima representación del “estado español”. Olvidando que esta representación está inmersa en un tejido corrupto, olvidando que en plena recesión económica plantó a todos los ciudadanos y se fue de safari a matar animales en peligro de extinción. Lo que me recuerda a su homólogo francés, el Rey Luis XVI, que a punto de estallar la mayor Revolución del mundo moderno, escribía en su diario personal “hoy la leche estaba fría” mientras su pueblo moría de hambre.
El ‘patriota’ entonará con orgullo la canción “Viva el vino y las mujeres”, pero pocos de ellos se echarán a las calles a defender a su tierra contra la locura del ‘fracking’ y tampoco lo harán para defender los derechos de las mujeres.
El ‘patriota’ reducirá los valores de su patria a la exaltación de la bandera y a las corridas de toros como seña cultural. Obviando a Dalí, Picasso, Lorca, Buñuel, Machado…
El ‘patriota’ dirá “todo por la patria” y no hará nada. El ‘patriota’ no ama a su patria, el ‘patriota’ tiene miedo.
Los que hayáis leído estas líneas me llamaréis apátrida y tal vez lo sea. Para mí una bandera, una frontera, un himno no tienen significado alguno pues el verdadero potencial de un país y de unos valores comunes son sus gentes, sus gentes en constante lucha por sus derechos, sus historias, sus calles, sus edificios, sus olores, sus comidas. Eso es lo que tiene significado para mí.
Escribo esto con una preocupación. En las noticias han salido multitud de casos de partidos de extrema derecha en los que se exaltan los valores de amor a la patria y odio a lo extranjero. Y me da miedo, pues esos mismos valores son los que utilizó Hitler para justificar sus políticas, la supremacía de la raza aria, lo que llevo al mayor exterminio racial del mundo. Es el caso de Amanecer Dorado, y es el caso de algunos grupos organizados en Ucrania.
Aprendamos de nuestros errores.