Hace unos cuantos años, celebrábamos una comunión familiar en Nuestro Bar sin prestar atención a nada más que los platos que teníamos delante. Entonces una de las chicas adolescentes que comía con nosotros dijo que un par de mesas más allá estaba un músico famoso por su grupo, su música y su movimiento de caderas. La chica se acercó, y el tipo la despidió de mala manera, aludiendo a su privacidad y a que no debería molestarle mientras comía.
La chica adolescente apenas quería un autógrafo.
Hay artistas que no dudan en defender este argumento.
Otros respetan tanto a su público y aman tanto su profesión que podrían pasar horas jugando con sus fans.
Profeta en tu tierra
Hace 10 años nació Cantajuegos, en 2004. Por este motivo su próxima gira se llamará DIEZ, para homenajear los 10 años de trayectoria musical y que han llevado a nuestro amigo por toda España y colándose en la infancia de nuestros hijos. Un público que «más que exigente, es sincero». No hay bromas, si no les gusta el espectáculo, se levantan y dejan de prestar atención.
Que te conozcan en tu pueblo entra dentro de lo razonable, cuando eres un personaje público, más. Pero cuando eres un personaje público dedicado a la infancia, los chavales de cualquier pueblo se te enganchan en las rodillas mientras caminas. No conozco a muchos famosos pero sí sé que cuando estás con Puli solo puede pasar una cosa: te quedas con la conversación a medias, porque se pondrá a jugar con el niño, le hará caso siempre; en muchos casos mucho más allá de lo que la profesionalidad requiere. Es el tipo que se siente agradecido por la responsabilidad de ser un referente en la infancia de los niños, y de un proyecto como Cantajuegos.
Paulino Díaz Cano, Puli, es uno de los rostros del Cantajuegos, que actuará este domingo día 14 a las 21 horas en la Caseta de los Jardinillos de la Feria. Se han convertido en unos habituales desde que sacaran su primer Cantajuegos allá por el año 2006.
Cuando Puli viene a Albacete, a cualquier pueblo de la provincia, «viene más nervioso sabiendo que hay muchos amigos con sus hijos viéndote (algunos lo avisan dos meses antes). Te dejas incluso llevar por el acento de aquí y alguna libertad te tomas, pero sin que pueda distraer o afectar a tus compañeros. El respeto por el público es lo primero». Y es que Puli es el tipo ideal para invitarlo a un cumpleaños, él y unos bocadillos y tienes solucionada la tarde. Pero no es el tipo ideal para caminar con él por la calle, por cualquier calle de casi cualquier ciudad.
Las cabezas de los niños se vuelven una y otra vez, los más atrevidos lo paran. Si no, lo hacen las madres con la pregunta: «¿Tú eres Puli de los Cantajuegos?»
Siempre se le abre la sonrisa, siempre se para, siempre tiene un rato para los niños.
Será porque los críos son más interesantes o será porque su grado de profesionalidad es tan alto que se convierte en algo personal.
Cosa de niños
Parece cosa de niños, porque lo es, pero un Cantajuegos, antes de cada actuación hace una prueba de sonido (ajustes necesarios de los micros, pues cada recinto tiene una acústica diferente). También hacen un pase de posiciones (tener una referencia clara del escenario a la hora de colocarse en las coreografías). Después revisan y preparan todo el material con los diferentes cambios de vestuario. Luego se calienta la voz (para tonificar las cuerdas vocales) y un calentamiento de cuerpo.
Por último toca maquillaje, vestuario y a concentrarse para salir a la función…Cosa de niños.
El público de Cantajuegos varía del año a los 7 más o menos, se renueva de manera continuada y evoluciona. Muchos de ellos se vuelven más exigentes, les gustan las coreografías y ritmos más complejos «aunque lo que siempre hemos mantenido es la transmisión de un lenguaje claro y un mensaje». Puli insiste en defender las canciones, «son el principio de todo y ponemos mucho esfuerzo en elegir y componer las que consideramos más correctas y adecuadas para los niños».
Pero lo que es cierto es que los espectáculos de Cantajuegos, como el que ofrecerán el próximo día 14 en Albacete en la Caseta de los Jardinillos, «están mucho más elaborados y con muchos más medios, de ahí que pueda parecer que hay más diferencia que antes entre los espectáculos y las canciones».
Es la ocasión de ver si Puli pone acento manchego al cantar o se pasa más de media hora haciéndose fotos con los chiquillos al terminar el show.