Una asociación muy asociativa de Albacete compuesta en su mayoría por mujeres, y algún hombre, so pena de paridad, celebraba su asamblea mensual en un centro sociocultural de la ciudad. El hombre no había asistido porque había Champions League.
El tema a tratar esa tarde era la organización de unas jornadas o charlas informativas con las que justificar la subvención que, como agua del último domingo de mayo, habían recibido.
—Tenemos que hacer una conferencia o una charla con alguien de importancia, con alguien bien visible —dijo la presidenta.
—¿Cuándo podríamos hacerla? —Dijo una de las asociadas.
—En febrero. Es buena fecha. ¿Alguna idea, alguna propuesta? —Insistió la presidenta que no tenía muchas ganas de pensar esa tarde.
—Sí, deberíamos traer a algún político joven, famosillo. Llenaría el salón de actos y tendríamos mucha publicidad —dijo la tesorera, que por algo era la tesorera.
—Además, para esas fechas estarán dispuestos a venir —repuso otra.
—Entendido, ¿a quién proponéis? — Volvió a decir la presidenta que conocía a sus compañeras y amigas y sabía la facilidad con la que se iban por las ramas.
—¡Al del PSOE, claro! ¿Lo vistéis en el programa del otro día, el que se subió a un cerro? ¡Qué guapo! —Se animó una tercera que no se caracterizaba por manifestarse a nivel político.
—Pero ya ha estado en Albacete, será difícil ¿Y el de Izquierda Unida? ¿Cómo se llama? Ese jovencico tan bonico —preguntó la tesorera.
—Alberto Garzón —dijo la presidenta que estaba muy al tanto de las noticias —. Me parece bien, habla muy bien. Pero un poco de izquierdas para nosotras, ¿no? A ver si se nos llena estos de rojillos…
—Entonces, ¿de Podemos ni hablamos? —Dijo entre risas la tercera asociada que conocía a Podemos porque su hijo estaba metido hasta las trancas en las asambleas y le ponía la cabeza loca a la hora de comer.
—Hombre, Pablo Iglesias no es feo y el niño es bonico. Podríamos probar, se nos llenaba seguro —dijo la tesorera, siempre tan visionaria.
—¿Y del PP? ¿Hay algún buenorro del PP?
—Venga, dejaos de bromas —dijo de nuevo la presidenta que sabía de dónde llegaban las ayudas y no quería chistes a destiempo —, se me acaba de ocurrir uno. El catalán ese que salió desnudo.
—El de Ciudadanos, madre mía, el de Ciudadanos —dijo la tercera mujer salibando sin apenas percatarse.
—Bueno, chicas, os daré la solución —intervino por primera vez una de las asociadas.
—Dispara de una vez, venga —terció la tesorera que la miraba con impaciencia.
—¿Quién tiene el mejor culo de la política española?
—¿Quién, a ver? —Preguntó intrigada la presidenta.
—Tony Cantó, de UPyD.