El ascensor se llena pero muchas personas siguen subiendo por las escaleras del Perpetuo Socorro, donde médicos, enfermeras y trabajadores de todo tipo te saludan sin conocerte. Es lo que tienen las escaleras, en cualquier momento eres de los que sube, en cualquier momento eres de los que bajan.
Al acceder a los pasillos los encuentras llenan de pacientes, algo que debería ser lo normal en un centro médico; pero las prisas y las caras de los profesionales y muchos pacientes no son sintomáticas de condiciones normales.
Así me lo confirma una médico: en su sección hay hasta tres bajas sin cubrir. Imaginarlo no cuesta, los pasillos se llenan de personas que preguntan a las 12.15: «¿Tú no tenías para las 11.30?»
Pero en Albacete nos hemos acostumbrado a los retrasos, porque España ha vuelto por arte de magia a los años 70, aunque la calidad de médicos, enfermeras y demás sea del siglo XXI. La misma médico que te informa sobre estudios alemanes, actualizados hace dos meses, te dice que no podrá verte hasta dentro de seis meses o que las pruebas que necesitas se retrasarán porque no hay suficientes anestesistas.
«Tú mira cómo tengo la mesa de papeles. Tendría que estar ahora mismo en urgencias y aún no he visto ni a la mitad de los que me corresponde aquí», me dice otra profesional.
En una sala de enfermeras (digo enfermeras porque solo son ellas, ¿eh?) se habla de convenios, de la carga de trabajo y del circo que se ha montado con la gripe.
Y me dicen que en urgencias es aún peor, aunque también afirman que es habitual el pico de la gripe, estacional. Pero tener un pico cuando cualquier día es extremado, se sufre el doble.
Cuando les propongo utilizar este medio para denunciar la situación se hace el silencio, no tienen miedo pero sí cierta sensación de temor al despido, al empeoramiento de las condiciones laborales y los traslados poco apetecibles. Así lo confirman sindicatos como UGT: aseguran que han despedido a interinos, no se cubren plazas y a quien pueden, le hacen la vida imposible en los centros de salud, hospitales y centros de referencia sanitarios.
Soy testigo de cómo un o una celador/a de un servicio importante que omito porque así me lo pide, suspira por el empeoramiento de las condiciones de su trabajo, con pacientes a quienes casi no puede atender y con taquicardias en cada turno de trabajo: «Mi compañera, al salir del turno anterior, ha estado a punto de bajar a pedir la baja por ansiedad». Pero son más profesionales que eso y aguantan.
Buenas caras a pesar de todo
Lejos de encontrar malas caras, el personal con quien he tratado procura hacer su trabajo de manera profesional. No pueden hacer nada contra los retrasos, no pueden hacer nada contra las citas de un año para otro, no pueden hacer nada con la falta de recursos pero sí poner buena cara cuando las buenas caras son poco menos que imposibles.
Algunas de las personas con quienes hablo me dicen que las cosas tienen que cambiar, algunas hablan de Podemos pero la sensación común es que solo quieren mejorar la salud y, por extensión, la educación o los servicios más básicos.
Al salir, me sonríen y no me dan cita, es posible que me llegue una carta en unas semanas con la cita pospuesta para dentro de unos meses.
No esperaba menos.
Pero como cualquiera, me he acostumbrado a que los tratamientos sean de larga duración siempre. Sea un constipado, una hernia o un tumor benigno.
Los sindicatos no hacen sino exigir incrementos de plantilla, que se cubran las bajas y que no se pospongan las sustituciones de horas a los últimos meses del año, cuando ya el estrés y la carga de trabajo se ha cebado con todos y solo sirve para compensar la situación y las estadísticas.
De hecho el Sindicato de Enfermería va a realizar una recogida de firmas para exigir al consejero de Sanidad el incremento de las plantillas para poder proporcionar a la población cuidados de máxima calidad. Algo como lo que solicitan desde Servicios Públicos de UGT, más profesionales, sustituciones. Todo ello por el bien del servicio.
A todo esto le sumamos que en marzo hay elecciones a representantes de los trabajadores. Cerca de seis mil personas elegirán a sus delegados sindicales, con lo que durante estos meses los sindicatos reforzarán su presencia y su actividad, denunciarán más situaciones y tantas condiciones negativas vean en el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha.
No son pocas.