Hola, soy la Venus de Albacete.
¿A qué no me conocías?
Es que algunos me llaman el Timiaterio de La Quéjola, yo diría que no me aprecian mucho.
¡Timiaterio!, ¡Pero qué nombre es ese!
Yo creo que todo empezó con los arqueólogos que me descubrieron, debe ser que no saben mucho de mujeres.
A todas las chicas nos gusta que nos digan cosas bonitas, aunque a veces nosotras mismas no lo reconozcamos. Pero eso de llamarme El Timiaterio, me parece muy fuerte, que parece el nombre del tonto del pueblo, la verdad.
Seguro que no sabéis ni lo qué es un Timiaterio, ni dónde está La Quéjola, ¡ni falta que os hace! ¡Ay, los de Albacete!
Diréis que llamarme ‘Venus de Albacete’ es muy pretencioso, pero mira tú a la Venus de Willendorf, o la misma Venus de Milo, que yo no tengo nada en contra de ellas, y yo sé que las comparaciones son odiosas pero, ¡vaya pedazo de foca que está hecha “la de Willendorf”! ¡Si está casi de matar! Claro, no me extraña, siendo como es teutona… (es que se la encontraron a orillas del Danubio), pero de verdad, sinceramente, vais a comparar este pedazo de cuerpo que Dios me ha dado, modestia aparte, con ese trozo de carne que es “la de Willendorf”. Yo voy a mi rollo, desde luego, “La de Milo” a mí no me da ningún miedo, ¡bah, si tiene hasta cartucheras!, por eso le pusieron la toga en plan top-less, para que no se le notaran… y además tiene el culo cuadrado. Y yo no querría decir nada de la Dama de Elche, porque es íbera como yo y de cara no está mal, pero es que parece una fallera.
Alguno me diréis que deberían llamarme Venus de San Pedro, que para eso me encontraron allí. A lo mejor lleváis razón, desde luego, pero casi acabo llamándome Venus de Madrid, pues al principio me querían llevar allí, al Arqueológico Nacional, menos mal que ya teníamos autonomías, ¡aunque puede que allí, en Madrid, me hubieran apreciado más! ¡No lo sé!
Mira una cosa, que yo querría ser más cosmopolita, pero es que San Pedro lo conozco mucho, llevo más de 2.600 años viviendo allí, y por eso ya quería un cambio, San Pedro se me quedaba pequeño, pero sigo sin estar contenta, estoy en el Museo de Albacete y casi ni venís a verme.
Le he sugerido a la directora del Museo de Albacete que autorice un Burguer dentro del Parque de Abelardo Sánchez, a ver si así la gente se anima a verme, pero ella no lo ve bien, dice que las hamburguesas engordan y que no vaya a ser que yo me ponga como “la de Willendorf”.
Lo que yo quiero decir es que a “la de Milo” y a “la Willendorf” las quieren más, o por lo menos tiene más fama que yo, y a mí, para que voy a decir otra cosa, ¡pues que me da mucha envidia! Haced el favor de venir a verme, y nada de llamarme “El Timiaterio”, que me da un ataque.