Geografía y población.
Castilla-La Mancha, situada en el centro peninsular, se extiende sobre una superficie de 79.420 km2, lo que supone un 15,7% de la superficie de España (504.645 km2). La distribución de usos del suelo indica que un 49% es superficie agrícola, un 48% es de uso forestal y el 3% restante corresponde a superficies artificiales (suelo urbano e industrial, vías de comunicación y embalses).
La población de Castilla-La Mancha supera los 2 millones de habitantes situándose en junio de 2021 en 2.049.455 habitantes, lo que supone un 4,3% de la población española, que es de 47.385.107 habitantes. La densidad media de población es de 26 habitantes/km2, claramente inferior a la media nacional, que alcanza los 94 habitantes/km2.
Respecto a la distribución de la población, Castilla-La Mancha es una región eminentemente rural, donde el 96% de sus municipios tiene menos de 10.000 habitantes. Más de la mitad de la población regional vive en este tipo de municipios rurales. La distribución provincial de nuestra región se muestra en la Tabla 1:
La población es escasa en las zonas periféricas de la región y en la zona nororiental, coincidiendo con gran parte de las provincias de Cuenca y Guadalajara. Por el contrario, la población se concentra en:
- Capitales de provincia: Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara y Toledo.
- Zona central de la Región que se corresponde con el cultivo del viñedo: “agrociudades” en La Mancha como Tomelloso, Manzanares, La Solana, San Clemente, Mota del Cuervo, Quintanar de la Orden y Villarrobledo, como algunos ejemplos.
- Corredores del Henares (Guadalajara) y La Sagra (Toledo) cercanos a Madrid.
- Núcleo industrial petroquímico de Puertollano (Ciudad Real) y núcleo ganadero y agrícola de Talavera de la Reina (Toledo).
La población castellanomanchega, que tuvo pérdidas importantes en las décadas de los años 50, 60, y 70, se ha recuperado en las últimas décadas, debido a la llegada de población inmigrante. Respecto a los flujos de población intrarregionales, la población de Castilla-La Mancha no ha sido ajena a la dinámica poblacional de las zonas del interior peninsular en la segunda mitad del siglo pasado, sufriendo pérdidas por la emigración del campo a la ciudad y sólo ha sido, en las dos últimas décadas, cuando ha surgido un cambio cualitativo: el movimiento rural-rural, de los núcleos de menor dimensión a las cabeceras comarcales y/o núcleos de mayor población, en una reproducción de un modelo centro-periferia en el nivel territorial rural.
Infraestructuras.
Las infraestructuras de comunicación de Castilla-La Mancha vienen condicionadas por su ubicación en el centro de la península, ocupando un lugar estratégico en las relaciones norte-sur y este-oeste de España. Los testimonios escritos que hacen referencia a esta región, desde antiguo la sitúan como tierra de paso por la que discurrían las infraestructuras de comunicación entre los distintos territorios españoles, una Castilla-La Mancha por la que había que pasar necesariamente por quienes encontraban en las transacciones económicas y comerciales de Madrid y de Levante su medio de vida. Castilla-La Mancha quedó al margen de la industrialización de España, pero al menos por su posición geográfica se ha beneficiado indirectamente de la red radial de carreteras estatales, ahora autovías, con centro en Madrid.
En lo que llevamos de siglo se han construido otras autovías transversales como la autonómica, Autovía de los Viñedos y la estatal, Autovía Valencia-Extremadura, quedando conectadas también a la red de autovías las cinco capitales de provincia. La red secundaria de carreteras y los caminos públicos forman un entramado básico para la comunicación en las zonas rurales. El ferrocarril es importante en la región, con el nudo de Alcázar de San Juan, encrucijada ferroviaria entre el sur y el levante peninsular. La llegada del AVE conecta a la región con el resto de la red de alta velocidad del país y de Europa, acortando tiempos de viaje y reduciendo distancias. Hoy en día, las cinco capitales de Castilla-La Mancha están conectadas a la red de ferrocarriles de alta velocidad y también a la red de autovías.
Energía.
Castilla-La Mancha es rica en viento, sol y biomasa: en la submeseta sur suele moverse el aire, las horas de cielos despejados son la mayoría y los bosques son todavía extensos. Por tanto, tenemos tres fuentes de energía limpia e inagotable que, aunque discontinuas en el tiempo o en el espacio, son aprovechadas respectivamente por los aerogeneradores, los parques solares fotovoltaicos y las calderas de pelets, situándonos entre las regiones punteras en la producción de energía eléctrica a partir de fuentes renovables. Este sector energético contribuye y contribuirá decisivamente al crecimiento económico sostenible de la Región y a la creación de empleo.
Medio ambiente.
En el plano ambiental, un 23 % de los aproximadamente 8 millones de km2 de la superficie regional pertenece a la Red Natura 2000, red ecológica de áreas para la conservación de la biodiversidad, compuesta por las ZEC (Zonas de Especial Conservación), los LIC (Lugares de Interés Comunitario) y las ZEPA (Zonas de Especial Protección de Aves), siendo este valor a nivel nacional del 27%, pero incluyendo zonas marinas. La Red Natura 2000 el principal instrumento para la conservación de la naturaleza en la Unión Europea y su finalidad es asegurar la supervivencia a largo plazo de las especies y los hábitats más amenazados de Europa.
La Red Natura 2000 en Castilla-La Mancha se sustancia en la Red Regional de Áreas Protegidas, comprendiendo espacios pertenecientes a las tres grandes regiones biogeográficas peninsulares: mediterránea, atlántica y alpina, siendo la primera la más extensa con gran diferencia. Incluye enclaves, ecosistemas y microecosistemas pertenecientes a todas las grandes unidades geomorfológicas, como son los complejos montañosos (sierras), montes, matorrales, bosques, ríos y riberas, lagunas y humedales en general, hoces y cantiles, estepas y subestepas – ya sean seminaturales o antrópicas-, así como cuevas y enclaves especiales de alta singularidad.
En estas áreas tienen lugar los procesos ecológicos claves para garantizar el mantenimiento de la vida y de la conservación de la naturaleza. Sus todavía extensas áreas forestales, con encinares, pinares, sabinares y los bosques- galería de las riberas entre otras masas forestales suponen un freno ante el cambio climático y al avance de la desertificación. Las prácticas agrarias sostenibles contribuyen positivamente a la conservación de la naturaleza, finalidad que es de interés público.
Agricultura y ganadería.
Este patrimonio natural junto con el agrario y cultural presente en las zonas rurales, además de ser la seña de identidad de los pueblos, es un recurso económico basado en el turismo, que contribuye a la mejora de las condiciones de vida de los habitantes del medio rural. Viñas, olivos y almendros, en leñosos; cebada, avena y trigo, en herbáceos, son las trilogías de los principales cultivos castellano-manchegos. En leguminosas, las lentejas, garbanzos y guisantes; en hortofrutícolas ajos, cebollas, berenjenas, el melón y la sandía. El azafrán es un cultivo tradicional de gran valor social y culinario en nuestra región.
Respecto a la ganadería extensiva destacan razas singulares como la oveja manchega, la negra serrana o la blanca celtibérica. Vino, queso, aceite y miel, cerdo, cordero manchego y cabrito celtibérico son productos típicamente manchegos que hacen las delicias gastronómicas de los habitantes y visitantes de nuestra tierra. La caza abunda en Castilla-La Mancha con más de 5.000 cotos de caza, entre los que hay que subrayar los cotos sociales, siendo un motor económico de la Región. En caza mayor destacan especies como el venado, la cabra montés y el jabalí – las tres en clara expansión-; en caza menor las principales son la perdiz, la liebre y el conejo.
Industria agroalimentaria.
El peso del sector agroalimentario es notable lo que le confiere una importancia estratégica, el 16 % de su PIB, siendo este valor a nivel nacional sólo del 3%. Tenemos una potente industria agroalimentaria, sobre todo localizada en las “agrociudades” de La Mancha, donde las cooperativas de los pueblos y sociedades agrarias de transformación tienen su fuerza: bodegas, almazaras, queserías, hortofrutícolas, melón y sandía, albaricoques y melocotones, sin olvidar a la industria cárnica, puntera en Castilla-La Mancha.
Territorio: pueblos y paisajes.
Esta tierra que antaño cruzó Don Quijote de la Mancha es acogedora: los castellano manchegos son gente trabajadora, abierta y hospitalaria con raíces históricas. De las cinco capitales, dos de ellas, Toledo y Cuenca son Patrimonio de la Humanidad. Además, tiene muchos pueblos preciosos que visitar como Alcalá del Júcar, Belmonte, Consuegra, Sigüenza o Villanueva de los Infantes, por citar solo algunos de ellos.
Hay largos caminos que recorrer a pie, en bicicleta o a caballo aprovechando la Ruta del Quijote, el Camino de Santiago y las vías pecuarias que discurren por nuestra Región; sitios donde comer estupendamente un buen lomo de orza, chorizos, morcillas, unos gazpachos manchegos, atascaburras, moje o unas chuleticas de cordero manchego o de cabrito celtibérico.
Abundan los paisajes para recrearse en amplias zonas donde la actividad humana ha sido respetuosa con el entorno medioambiental, como por ejemplo las estepas cerealistas, o bien en parajes poco antropizados de elevado valor natural como las Sierras de Alcaraz y Segura en Albacete, el Parque Natural del Alto Tajo y el Hayedo de Tejera Negra en Guadalajara, la Serranía Norte de Cuenca, Sierra Madrona en Ciudad Real o la Sierra de San Vicente en Toledo. Importantes yacimientos arqueológicos como el Tolmo de Minateda en Hellín, o Libisosa en Lezuza, atestiguan el paso de las distintas civilizaciones (íberos, romanos, árabes) por esta tierra.
Mirando al futuro.
Finalmente, somos una comunidad autónoma dinámica, con muchas ganas de trabajar y de labrar el futuro. Las posibilidades de desarrollo en el medio rural pasan, en la mayoría de las veces, por la posibilidad del regadío, por lo que necesitamos disponer de parte del agua que generamos en Castilla-La Mancha para cubrir al menos nuestras necesidades. Sin embargo, de momento vemos que el agua se nos va por el Trasvase Tajo-Segura.
Unas concesiones de agua adecuadas para los cultivos posibilitarán la consolidación y el crecimiento de una potente industria agroalimentaria situada fundamentalmente en las “agrociudades manchegas”, pero también en pueblos más pequeños en forma de cooperativas, que son básicas para comercializar y generar empleo y valor añadido aquí, en el lugar de producción. Con ello contribuiremos a evitar el despoblamiento y el envejecimiento en las zonas rurales, que se están dotando de unos servicios de calidad: salud, educación, transporte y comunicaciones. En aras de la sostenibilidad se está dando un impulso decidido a las energías renovables (eólica, solar y biomasa) y al sector agrario como garantes de futuro. En este sentido, el Gobierno Regional está con los castellano-manchegos trabajando de manera decidida y continuada para seguir avanzando.
Francisco Javier Carmona García es Dr. Ingeniero de Montes