Recientemente he tenido la suerte de formar parte de la expedición de más de cuarenta mujeres agricultoras, ganaderas y técnicas de FADEMUR que han viajado a tres países de la Unión Europea para intercambiar experiencias con otras mujeres en pueblos de Austria, Italia y Francia. Una acción enmarcada dentro del Plan Allen Rural, financiado por IKEA.
Plan Allen Rural ya ha impulsado a más de 700 mujeres rurales de toda España, 107 en Castilla-La Mancha, como pilotas de drones. La organización se ha marcado por objetivo extender esta ayuda a la formación a 1.000 beneficiarias durante los dos años de duración del programa, que terminará en 2025, y certificará la primera promoción de quinientas mujeres pilotas de drones en España.
Esta vez, además ha permitido a FADEMUR seleccionar a mujeres emprendedoras que han viajado desde sus pueblos para compartir experiencias. Nuevos anhelos, a la vez que se dan cuenta de la importancia de explicar cómo sacan adelante sus propios proyectos. Ya sean sus vacas, su casa rural, sus cabras, sus naranjas, sus trufas, sus abejas, sus gallinas, sus vinos o sus alimentos en un mundo de hombres. Todas demostrando que se puede.
Mujeres a las que les une el amor a la tierra, el trabajo en equipo y la transmisión del valor de lo que hacen, como única manera de garantizar el relevo generacional en la familia. Son ellas las que dan vida. Es muy bonito ver el arraigo de las mujeres europeas a la tierra y el orgullo de la juventud femenina rural.
Su trabajo ha sido invisible, pero su obra es muy importante para mantener las casas abiertas de los pueblos. Aunque todas han vivido, alguna vez, experiencias en las que se han sentido excluidas. Pero siempre tratan de convertir el odio en amor.
Y es que, hace muchos años, lo que dijeran las mujeres no importaba y daba igual que fueran agricultoras, ganaderas, amas de casa, duquesas, ricas o pobres. Hoy, lideran empresas y proyectos en sus pueblos. Cuentan que cuando los hombres hablan, todos callan; pero cuando ellas hablan, los demás escuchan.
No son sumisas. Se las ha tachado de inadaptadas, por ser valientes. De locas, por creer en sus sueños. Viven en un ambiente de aparente libertad, siempre que no traspasen los límites establecidos.
La Administración les deja fuera de las ayudas por culpa del caciquismo en muchas comunidades autónomas donde hay un claro retroceso de los derechos de las mujeres. La sociedad las cuestiona mucho más que a los hombres.
Junto a ellas me he sentido como Carmen de Burgos, en sus Viajes por Europa. Primero la recorrió en paz y después volvió con el estallido bélico. Demostró que las mujeres podían hacer los mismos trabajos que los hombres, cuando ellos marcharon a la Guerra. Yo simplemente espero regresar con ellas, y que todo siga en paz, a pesar del contexto europeo actual con el auge de la ultraderecha, un siglo después.
Vuelvo consciente de que soy la hija de mínimo tres generaciones de pastores: biznieta, nieta e hija. Orgullosa de haberme criado en una aldea hasta los cinco años y en el pueblo hasta los catorce. Ya no pesan los siglos de desprecio a un oficio milenario en mi mochila. Soy una más. Con ellas me encuentro conmigo misma, con mi pasado y con mi destino.
Viaje
Austria. La representante de agricultoras de Austria nos cuenta que tienen nueve regiones agrarias y 150.000 agricultores. Un tercio de ellos realizan venta directa. Y un 35 % son mujeres agricultoras y ganaderas. A quince minutos escasos de la ciudad ya hay viñedos. Nos sorprende como más de 10.000 explotaciones están adheridas al programa ‘Holidays on the farm’, ‘Green Care’ o ‘School on the farm’. Son negocios relacionados con el turismo, propuesto por empresas familiares con soporte a los servicios sociales del país.
Son empresas relativamente pequeñas con una media de 25 vacas y las mujeres suelen tener otros empleos. Las que son exclusivamente ganaderas tienen una media de 60 vacas que les permiten vivir de ellas.
Sobre la ARGE, la mayor organización de mujeres de Austria es de las del medio rural. Trabajan para el diálogo entre agricultores y sociedad, con una gran labor de relaciones públicas. Luchan para lograr un sistema de seguridad social para las mujeres agricultoras, que en la actualidad no tienen.
Sí han avanzado en cuidados familiares en las zonas rurales, la conciliación y los derechos de la mujer. Tratando el tema del conflicto en el relevo generacional, el traspaso de explotaciones y los problemas de pareja derivados. Asuntos que atienden a través de un teléfono de ARGE.
Otro de los lugares que nos sorprende es la Escuela de Capacitación Agraria, GROTTENHOF, del Sur de Viena, dirigida a alumnos de 14 a 17 años que permanecen internos. El 70 % son hijos de familias de agricultores y ganaderos. Nos explican que los agricultores pueden tener un obrador para vender su propio pan, o disponer de una destilería para fabricar agua ardiente. La Normativa lo permite e incluso se fomenta desde la escuela.
Unas de las visitas más valoradas porque hemos visto que se puede enseñar a transformar desde el origen hasta el alimento sin intermediarios.
Italia. Tras visitar pueblos de baja Austria la expedición llegaba a Trento, Turín, máximos exponentes de la dieta mediterránea, con las líderes de la Donne Coldiretti (organización hermana de FADEMUR en Italia).
Aprendemos modelos de negocio vinculados a la alta calidad de los productos (algo que sobra en España) pero también al turismo, la salud y la recuperación de la naturaleza. Experiencias en las granjas, rutas relajantes y seminarios para empresas en un entorno inspirador.
Admiramos su mercado de productos locales de cercanía en la ciudad. Nos une el compromiso por la igualdad, el feminismo y el bien común.
Francia. Bajamos al sur de Francia, cerca de Montpellier y Toulouse donde valoran la agricultura regenerativa, la venta directa y la trazabilidad del gas en el vacuno. También la forma de presentar un relato de su empresa y el valor que dan a su comarca. Y los retiros desestresantes en las granjas y en la naturaleza.
Ha sido un viaje de lugares, de emociones, de autoconocimiento. Una experiencia muy valiosa e inolvidable para cada una de las participantes. Hemos reforzado la autoestima contra el síndrome de la impostora, que la que más y la que menos ha sentido en su vida.
Las empresarias han descubierto que pueden gestionar su trabajo en la distancia. «Nos podemos ir y no se acaba el mundo». Han aprendido el cuidado del detalle hasta el extremo. Al ser su propia marca, en todas las visitas nos recibían con la camiseta de su empresa.
Mujeres de Castilla-La Mancha.
La delegación de mujeres de Castilla-La Mancha estaba representada por tres mujeres agricultoras y yo misma, como miembro de la ejecutiva de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) de Castilla-La Mancha. Son ellas las empresarias agricultoras, protagonistas de nuestra comunidad autónoma.
Rocío Torres Caro. Es la cuarta generación en la Bodega Torres Filoso en Villarrobledo (Albacete). Tras la jubilación de su padre, ella ha retomado el negocio. Tiene 14 has de viñedo variedades tintas (tempranillo, cabernet sauvignon, merlot, syrah, garnacha tintorera), variedades blancas (moscatel, sauvignon blanc, ayren). Además de un almacenamiento de lujo en 45 tinajas de barro para la crianza. Aplican agricultura regenerativa y tienen certificación ecológica. No labran en las viñas y hacen cubiertas vegetales en la viña. En un futuro quieren meter ganado para controlar las hierbas. Hacen venta directa en la bodega y a restaurantes, también online nacional e internacional (Alemania, Polonia, China). https://torresfiloso.com/
Agustina Ramírez Castillo. Agricultora de empresa familiar y artesana. Comercializa en ristras de ajos que elaboran mujeres en Las Pedroñeras artesanalmente. La elaboración de los productos es casi 100% manual, aun así se han mejorado las instalaciones y los puestos de trabajo para que sean más ergómicos, se ha invertido en herramientas de trabajo para aumentar la productividad y en maquinaría para mejorar la logística. www.ajospedroneras.com
Loreto Palafox Batanero. Su proyecto de emprendimiento se llama ‘TrufaZero’ y está ubicado en Cifuentes (Guadalajara). Se dedica al cultivo, recolección y venta de trufa fresca. La explotación base son plantaciones truferas con diferentes años de plantación y con extensiones, teniendo más de 25 ha para el cultivo de trufa y, actualmente, ya cuentan con su marca propia ‘TrufaZero’. https://www.trufazero.com/