Ser presidente de un equipo de pueblo no es sencillo. Si además el deporte es baloncesto, la tarea se hace más complicada. Pero cuando uno elije el baloncesto no es consciente de si es el deporte quien lo elije a él o a la inversa: te implicas hasta la exageración.
Dedicas horas, esfuerzo y sacrificio personal y el único beneficio que obtienes es el deportivo.
¿El único? La verdad es que no, porque cuando decidí asumir esta responsabilidad sabía que detrás de mí había un proyecto serio, que se ha ido consolidando en dos años de tremendas satisfacciones, de tremendas alegrías y resultados deportivos históricos. Y cuando digo históricos lo digo con todo el peso de esta palabra.
Pero, sobre todo, estoy satisfecho al ver el apoyo que recibimos, porque el club no sólo son los jugadores, sino todos y cada uno de los aficionados y amigos que nos están apoyando desde el primer momento, los que nos han seguido en el pabellón y se han venido con nosotros de viaje, los que aportan ese tremendo granito de arena que es la base de nuestro presupuesto, patrocinadores y espónsor.
Porque el deporte actual, queramos o no, se sustenta en ilusión, esfuerzo y dinero. Un dinero que un club pequeño no suele tener y que obliga a un presidente a ir de reunión en reunión implicando a más y más gente, obliga a un apasionado al baloncesto a contagiar a todo el pueblo, a toda la comarca. Porque somos conscientes de que el proyecto implica a la sociedad en que vivimos, sólo hay que mirar que cada vez son más chavales los que se unen al club a compartir con nosotros la ilusión del baloncesto.
Desde que el fin de semana ganamos al Pozuelo en Toledo y obtuvimos el ascenso a la liga EBA gracias a esta victoria, son cientos las voces que nos dan su apoyo, que comparten su ilusión con nosotros, que nos dicen “cuenta conmigo para el año que viene”. Y es cierto que el CBV Villarrobledo necesita este apoyo, necesita esta afición estupenda y, asimismo, necesita una implicación económica superior a la actual porque ascender a liga EBA supone mucho más dinero. Las equipaciones nos costarán lo mismo pero sólo la ficha por acceder a liga EBA ya supone un esfuerzo titánico para un equipo de pueblo. A ello le unimos los desplazamientos por toda la geografía española, incluida Canarias y los posibles refuerzos deportivos de algún jugador más que aumente, si es posible, la calidad de nuestro equipo.
Una implicación económica que nosotros asumimos, nos arriesgamos porque es un dinero que repercute en el club, desde el equipo más pequeño de nuestros benjamines al equipo referente de liga EBA. Un beneficio que repercutirá en Villarrobledo por la publicidad asociada a lo largo y ancho de la geografía. Una visibilidad palpable por la que tanto yo, como el resto del club, estamos dispuestos a dejarnos la piel.
Somos conscientes de que es un momento complicado para todos pero la ilusión del CBV Villarrobledo se contagia y nosotros nos esforzaremos por llevar a lo más alto el nombre de nuestro club, nuestro pueblo y el nombre de nuestros patrocinadores. Pero, sobre todo, defenderemos la pasión que tenemos por este deporte.
Pero ahora dependemos de que sean muchos los patrocinadores, muchas las pequeñas y medianas empresas de la comarca que se comprometan con nosotros, que se ilusionen con nosotros y vivan cada fin de semana la pasión del baloncesto tal y como la vivimos nosotros.
Apóyanos, confía en nosotros y comparte el crecimiento de este proyecto deportivo que es de todos y cada uno de nosotros.