Según los datos de la última memoria de la Fiscalía, los que corresponden al año pasado, al 2013, se abrió una investigación en casi 13.000 casos de delitos contra la propiedad, eso es un 66,4% del total de posibles delitos que se investigaron (19.441). Aparte de los daños, los hurtos son los más numerosos mientras que los robos más violentos apenas se producen.
Albacete es una provincia tranquila. Lo repiten cada vez que tienen oportunidad los responsables de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad. En comparación con otras ciudades de tamaño similar de nuestra área de influencia, en el Levante, por ejemplo, el porcentaje de delitos y sobre todo de delitos violentos, es bajo.
Pero estas cifras y estas tendencias no significan nada para quien, a punta de navaja, ha sido asaltado cuando volvía a casa por la noche por un motorista que le ha robado el móvil, o para quien encargó un Mercedes de Alemania por el que se endeudó con un préstamo personal y ha visto ‘volar’ los 15.000 euros que entregó. Son dos ejemplos de condenas que hemos conocido esta semana precisamente.
Asalto a punta de navaja
La primera condena, del Juzgado de Lo Penal número 2 de Albacete. Se trata de un joven de unos 25 años ha sido condenado a 12 años y nueve meses de prisión por dos delitos de robo con intimidación y uso de arma, otro de robo con violencia, y uno más contra la seguridad vial. Es reincidente. Ya había sido condenado anteriormente por dos delitos de robo. Esta vez lo que hizo, y que el juez considera probado, fue asaltar, el pasado 30 de agosto de madrugada, a dos personas en distintos puntos de la ciudad de Albacete.
Se movía en una moto sin tener carnet para conducir y, a punta de navaja, hizo que le entregaran los teléfonos móviles. El 6 de septiembre repitió la operación con otra víctima. Luego les dio los teléfonos a miembros de su familia y a un amigo, los mismos que trataron de salvarle en el juicio asegurando que estuvo con ellos en lugar de en la calle esos días. El caso es que las víctimas le reconocieron por fotos y en rueda de reconocimiento, que lo volvieron a señalar en el juicio y que los móviles estaban repartidos por su familia.
La investigación de la Policía Nacional en este caso es alentadora, e invita a desechar el desánimo y la falta de esperanza de recuperar lo robado que a veces provoca vivir este tipo de violencia. Los agentes localizaron los terminales, identificaron a sus nuevos dueños y al que se los suministró, con lo que las víctimas pudieron recuperar sus móviles, fueron indemnizadas por las aseguradoras correspondientes y ahora han visto también condenado a pena de cárcel al ladrón.
El caso del ‘ladrón motorizado’
Entre los casos que han sido ya resueltos por los tribunales y que hemos conocido esta semana tenemos otro ladrón motorizado condenado por el Juzgado de Lo Penal número 1 de la capital. También con antecedentes, esta vez ocurrió en Hellín en octubre de 2007.
El ladrón forzó la puerta de un garaje y se llevó una moto haciéndole el puente. Tuvo mala suerte y se encontró un control de policía en mitad de la ciudad. No llevaba casco y cuando los agentes trataron de pararle se dio a la fuga saltándose semáforos, circulando por la acera y poniendo en peligro a peatones y también a los vehículos que circulaban en ese momento.
Ha sido condenado a dos años de cárcel por un delito de robo con fuerza en las cosas, además de otros seis meses por conducción temeraria y una multa por desobediencia a los agentes de la autoridad.
El Mercedes que nunca llegó de Alemania…
En el caso del Mercedes que nunca llegó, se trata de la estafa típica, “simular un propósito serio de contratar cuando en realidad sólo se quiere aprovechar del cumplimiento de la parte contraria y del propio incumplimiento”, según se recoge en la sentencia de la Audiencia Provincial.
El estafador, que por cierto ya había sido también condenado por estafa en otra ocasión, tenía un taller en el Polígono de Campollano. La víctima tenía referencias por su padre de que se dedicaba a la importación de vehículos y contactó con él para que le trajera un coche de Alemania. El negocio se cerró en febrero de 2011 con la entrega de 15.000 euros en metálico. Para pagarlos pidió un crédito personal en el banco. El paso siguiente debía ser recibir el vehículo pero evidentemente ni siquiera lo encargó, quedándose el dinero.
Ahora el estafador debe devolver con intereses esos 15.000 euros a la víctima y además ha sido condenado a un año de cárcel.
Son casos resueltos que hemos conocido esta semana, en la que los tribunales de Lo Penal de la capital tienen previsto juzgar otros 14 similares. Hay de todo.
- El lunes, robos de material de fincas, intento de robos en locales y bares forzando las entradas por la noche o una venta por internet de un coche que no existe.
- Este martes se sienta en el banquillo una pareja acusada de comprar en un bar de Albacete un Iphone 4 sabiendo que era robado, móvil que había sido sustraído de un coche en Tarazona. También está previsto juzgar a un ladrón que fue sorprendido ‘in fraganti’ al saltar al patio de una vivienda de Almansa que pensaba desvalijar.
- El jueves en los juzgados de lo Penal 2 y 3 hay varios acusados de robar materiales en obras, en desguaces y hasta las vallas quitamiedos de la carretera o las tapas de las alcantarillas en la capital. Nos encontramos también esta semana a un hellinero que de visita a casa de su tía y aprovechando un descuido le robó el bolso con 2.100 euros y salió corriendo por la puerta antes de que la mujer pudiera reaccionar.
- Y otro ejemplo, menos frecuente, pero llamativo. Este viernes también, está previsto que se siente en el banquillo del Juzgado de Lo Penal 1 Bis el dueño de dos casas en el Camino Alto de los Chorlitos, en la zona de las parcelas de la carretera de Jaén, en la capital, que, según el fiscal, “decidió conectar su instalación eléctrica particular a la correspondiente a la bomba extractora del agua de un pozo comunitario y empalmó su cable eléctrico al contador de esa bomba”. Estuvo robando electricidad desde octubre de 2008 a febrero de 2009 según relata el escrito de acusación. La condena que pide el fiscal para él es de una multa de 6 meses, pagando 12 euros por día, y que devuelva a la comunidad de propietarios de la bomba de agua los más de 700 euros que habría defraudado de luz. Este último es un delito de defraudación de fluido eléctrico que recoge el Código Penal. No son frecuentes.
El año pasado en la provincia de Albacete sólo llegaron 10 casos a la Fiscalía. Está castigado con multa, de 3 a 12 meses, y se creó porque era difícil de encajar la electricidad, o el agua, dentro de las figuras de delitos de hurtos y robos porque no son “apropiables”, sino aprovechables. Uno puede aprovecharse ilícitamente y servirse de la energía ajena pero, a menos que esté envasada, la apropiación no es posible.
Los delitos más frecuentes son los hurtos. Son casi la mitad del total de delitos contra la propiedad que se registraron el año pasado en la provincia según la memoria de la Fiscalía. Hurtar, para el Código Penal, es tomar las cosas ajenas sin la voluntad de su dueño. Se trata de cosas muebles, trasladables desde el patrimonio de su dueño al del ladrón.
El resto de supuestos, los robos, son con empleo de fuerza en las cosas, de violencia o intimidación, o se trata de delitos específicos como robar en viviendas habitadas, por ejemplo. La regla general es que se produce un delito cuando lo que se sustrae tiene un valor por encima de los 400 euros. Si vale menos, es una falta que se castiga más levemente.
En teoría la acumulación de tres faltas en un año conllevaría a que el ladrón fuera castigado más duramente, como si hubiera cometido un delito pero en la práctica la falta de un registro central de faltas y el hecho de que prescriban –a los seis meses- antes de llegar a ser enjuiciadas hace que falte eficacia en esta medida, y que se cree esa sensación en la ciudadanía de que los rateros, los ladrones a pequeña escala, son impunes. Pero los robos se pagan y la reincidencia se tiene muy en cuenta.
Basta ver la primera de las sentencias que hemos tratado, con 12 años de cárcel para el ladrón de 3 móviles, ladrón que lleva en la cárcel desde que fue arrestado y al que no se puede suspender la condena de prisión por su gravedad y por ser reincidente.