Con motivo de una operación especial de tráfico previa al puente del primero de mayo, para controlar el exceso de velocidad de los conductores manchegos, dos Guardias Civiles me pararon a la altura de Mahora por la carretera de Casas Ibáñez.
Lo primero que hice fue revisar mentalmente mi propia vida y mis errores: dejé de beber a los 20, dejé de drogarme a los 21, llevo sin correr desde los 23 y llevo apretándome el cinturón desde que me acuerdo.
—¿Todo en orden, agente? —Pregunté con timidez democrática.
—Todo en orden. Se trata de una parada rutinaria del CIS, Centro de Investigaciones Sociológicas, para comprobar qué opina usted al respecto de la situación actual. ¿Dispone usted de diez minutos de su tiempo?
—Sí, por supuesto —contesté.
—Déjeme su carnet de conducir y la documentación del automóvil, por favor.
—¿Disculpe? —Pregunté asombrado.
—Sí, perdone. Le explico. El estudio corresponde al CIS pero nuestro sueldo y la justificación correspondiente procede de la DGT, con lo cual…
—Ah, entiendo. Prosiga —dije con calma.
—Primera cuestión: ¿Es usted partidario de un pacto entre PSOE y PP o de unas nuevas elecciones?
—¡Un pacto, claro! —Dije con firmeza y sin dudar.
—Ya tenemos a otro —dijo entonces el Guardia Civil número 2, que no había intervenido hasta el momento en la conversación.
—No te metas, Rodri.
—Disculpe, ¿hay algún tipo de problema con mi respuesta? —Pregunté con cierta timidez porque sé que en estas situaciones siempre hay un poli bueno y un poli malo. He visto suficientes películas de EEUU para saberlo.
—Sí, la verdad es que sí —dijo de nuevo el Guardia Civil 2—, aquí mi compañero es de Podemos y yo soy de Rivera. De los coches que hemos parado hasta el momento 8 van con los grandes sin dudarlo.
—Y los otros dos iban tan pedo que hemos tenido que inmovilizar sus vehículos y no han podido ni contestar —dijo el Guardia Civil 1.
—¡Así no hay quien haga una encuesta, macho! ¡Así no hay quien trabaje en este país!
—Y, ¿qué le lleva a usted a pensar de esta manera, caballero?
—Pues ahora que lo dice —contesté yo—, no estoy muy seguro. Lo dicen en la radio y en la tele. Supongo que si aparece en los medios de comunicación, será verdad.
Entonces los guardias civiles rompieron el cuestionario que tenían en las manos, me dijeron que podía marcharme cuando quisiera y comentaron entre ellos:
—Este tampoco nos vale.
—Macho, ya llevamos 11 sin criterio propio. Vaya mañanita, tío. Vaya mañanita.