Las decisiones en materia de salud de la presidenta regional, María Dolores Cospedal y el consejero del ramo, José Ignacio Echániz, han convertido al Sescam, un servicio de salud hasta hace unos años ejemplar al cuidado de los ciudadanos, en  una agencia de viajes al servicio de intereses privados.

Desde ‘Albacete Cuenta’ criticábamos hace casi un año la decisión del Sescam de derivar pacientes a clínicas privadas de Madrid. Una práctica que se ha extendido a otras ciudades como Valencia, Alicante o Murcia donde las ambulancias del Sescam hacen cola en dependencias de hospitales privados.

De poco sirven las quejas de los usuarios e incluso de los propios profesionales del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete que se han visto obligados y sin opción de negativa a sacar pacientes de sus listas de espera y ofertarles la derivación a la sanidad privada de otras comunidades autónomas. De hecho, muchos jefes de distintos servicios han propuesto realizar esas intervenciones en Albacete por la misma cuantía que cuesta derivarlos y los “gestores” se han negado.  Y si alguno se ha atrevido a denunciarlo ante la opinión pública se ha puesto precio a su cabeza.

Falta de transparencia

Hace unos meses, en una Mesa Sectorial en Toledo con sindicatos, UGT preguntó el por qué de estas derivaciones y pidió datos de coste. La respuesta del Sescam fue que es un “asunto interno” del que no se iba a informar. ‘Albacete Cuenta’ también pidió hace meses a la Gerencia albaceteña información al respecto pero ni nos han contestado a la petición.

Si tal y como anunció el propio Echániz estas derivaciones formaban parte de un plan “estrella” para reducir las listas de espera en la región, ¿por qué no se da información?, ¿por qué no se puede saber qué está costando o cuánta gente ha aceptado?. Es más, ¿por qué cuando un paciente se ha negado a operarse en Madrid al poco tiempo se le ha ofertado la misma intervención en el Hospital General de Almansa?

Mientras “los que mandan” sigan haciendo gala del oscurantismo informativo la respuesta es sencilla: primero lo privado, y los intereses de mis “amigos”, y después lo público, y el interés general.