Si hubiera un doctorado en Derecho Penal, que no habrá, e Irene Montero tuviera ese doctorado, que no lo tiene, insistiríamos hasta la saciedad que se lo quitaran.

Pero ya que eso no puede ser, que se lo discutan, el doctorado, a esa mirada de académicos que lo tendrán, y se han desentendido, al no avisar, dado su nivel científico, presupuesto de lo que podría pasar. Como si los doctorados en la especialidad no significaran gran cosa.

Pero la virtud fundamental de la Ley es que de nuevo sirve para poner de manifiesto el caracter miserable de los que tratan de poner a la ministra en entredicho.

Por ejemplo Feijóo, que tiene 90 parlamentarios en el Congreso, y él está en el Senado, y a ninguno se les ha ocurrido hasta ahora. Se pone en evidencia que no hacen más que calentar el asiento.

Y lo mismo Arrimadas y el resto de caverna política y mediática. En fin, otra vez cumplen con el guión de presentarse como MISERABLES, como si fuera la naturaleza y el destino de esta oposición política, y de otras.